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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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Miguel Santaolalla Pérez,
Hijo Predilecto de la ciudad de Baza

Artículo publicado originalmente en la sección "Honores y distinciones" de la Revista "El Norte", correspondiente a la primera quincena de febrero de 2014 


Miguel Santaolalla Pérez nació en Baza en el seno de una numerosa familia formada por nada menos que doce hermanos; junto a Miguel la componían Piedad, Antonio, Cayo, Concepción, María, Aurora, Piedad, Pascuala, Anita, Cristina y Manuel, el menos de todos. Los padres fueron Antonio Santaolalla Tauste, de Baza, y Carmen Pérez Briñas, de Guadix.

Nuestro protagonista vino al mundo en nuestra ciudad el 12 de agosto de 1898. Tras aprender las primeras letras en el colegio de la localidad, cursó el Bachillerato en el internado de Los Escolapios, de Granada. Posteriormente realizaría la carrera de Mediciona en la Facultad granadina, donde se licenció en junio de 1922. La ampliación y la práctica de estudios médicos las cursó en el Hospital de San Carlos de Madrid en las especialidades de cirugía y pediatría.

Tiempo después obtendría la plaza de médico titulas en Baza, donde se casó con Patrocinio Lao Fernández, una joven y bella dama de la vecina localidad accitana. El matrimonio tendría dos hijas: Patrocinio y Carmela.

Su profunda humanidad y su amplio conocimiento médico le hicieron ser una persona muy querida y estimada en la ciudad, especialmente por sus certeros diagnósticos, o como se llamaba entonces entre la población, por su buen «ojo clínico». Son muy numerosas las anécdotas que ensalzan y destacan su gran labor solidaria en la localidad.

La llegada de la Guerra Civil, en agosto de 1936, trae consigo la instalación de un «hospital de sangre» en la ciudad, en el edificio del Colegio de la Presentación en la calle del Almendro.

Miguel Santaolalla es nombrado director del citado hospital militar, o de guerra, cargo que desempeñaría hasta finalizar la contienda. Durante este periodo mantuvo bastantes controversias con las autoridades locales, ya que ante el «papeleo administrativo» hubo de tomar decisiones a favor de los heridos que llegaban al centro sanitario que él dirigía. Una de esas discusiones fue para que se le permitiera entregar los sobrantes de la comida diaria de este hospital militar a los pobres de la ciudad, lo que chocaba frontalmente con la disposición para que los citados pobres solo fueran atendidos en el hospital de Caridad o de Santiago. Otro desencuentro se produjo con motivo de la apertura de un refugio antiaéreo en el patio del convento, a lo que se opuso porque la apertura del mismo había quitado un gran emblema de la Cruz Roja pintado en el patio, dejando el lugar como un edificio más de la población. Miguel Santaolalla Pérez

Pese a todos estos y otros varios encontronazos, tanto con las autoridades locales como provinciales (que entonces estaban establecidas en Baza), siempre se le mantenía como Director del dicho hospital hasta su cierre; la gran calidad humana y su experiencia eran atributos incuestionables e insustituibles.

Finalizada la Guerra Civil le fue incoado un expediente de depuración que le llevó a la cárcel un año y medio (1939-1941); tras cumplir la pena que le había sido impuesta, fue repuesto en su profesión de médico titular en Baza.

Miguel Santaolalla Pérez recibió a lo largo de su vida numerosas distinciones, entre otras, la Encomienda con placa de la Orden Civil de Sanidad y la Cruz Azul de la Seguridad Social. El día 2 de octubre de 1992, bajo la presidencia como alcalde de Diego Hurtado Gallardo, fue nombrado Hijo Predilecto de la ciudad de Baza, acuerdo tomado por unanimidad de todos los grupos políticos componentes de la corporación municipal bastetana.

Una grave enfermedad impidió la asistencia al solemne acto en el que le fue entregado su nombramiento de Hijo Predilecto, siendo representado en el mismo por una de sus hijas, Patrocinio. Miguel Santaolalla falleció en Baza el 20 de agosto de 1994, con 96 años.