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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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En el 525 aniversario

Artículo publicado originalmente en sección “Temas para la tertulia”, de la Revista "El Norte", correspondiente a la segunda quincena de noviembre de 2014.


Próximos a celebrar un nuevo aniversario de la entrega de esta ciudad de Baza a los Reyes Católicos, tras el largo asedio de siete meses a la misma, encuentro que he escrito ya sobre todo lo referente a este tema; año tras año, con este son ya once los artículos que me han sido publicados sobre la reconquista bastetana. Sin embargo, es la primera vez que se produce la grata ocasión de celebrar el 525 aniversario de aquella efeméride y eso hay que considerarlo como un hecho singular.

Entre la mucha documentación manejada en mis artículos, el libro de D. Miguel Garrido Atienza «Las capitulaciones para la entrega de Granada» me fue de gran utilidad, al igual que la crónica de los hechos relatada por los vencidos (Doc. Nazaríes. Larache, 1940). Sabemos pues que el asedio fue muy duro, que el Real de las tropas se instaló en los llanos del Santo Ángel, que los árabes defendieron en todo momento el suministro de agua y alimentos a la ciudad sitiada y que hubo cruce de misivas entre los sitiadores (Rey Fernando) y los sitiados.

En algunas de esas cartas, por ejemplo en las que tienen como fecha el 7 y el 15 de noviembre de 1489, se excitaba al caudillo Cidi Yaia al Nayar a la rendición de Baza. Conocemos también que la toma de la ciudad ocasionó la capitulación de El Zagal en Almería, sí como las numerosas villas, ciudades y territorios dependientes del mismo.

Esta es la imagen de Cidi Yaia al Nayar que se muestra en el barrio de Santiago. Abajo, el pendón real esperando para ser tremolado en el tradicional «Baza, qué» desde el balcón del antiguo ayuntamiento.

Los historiadores de la época basaron el repentino avance de las tropas cristianas en una gran parte a los pactos secretos que se firmaron entre el Rey cristiano y los habitantes de esta parte del reino nazarita, príncipes y alcaides, que unas veces abandonando a sus súbditos y otras logrando para ellos facilidades y medios para cruzar el África, sucumbieron ante el oro y la plata con los que se les «untó».

Los libros sobre este hecho ya están escritos, por tanto, solo cabe referirse a los mismos a base de citas a lo ya conocido: «La reina Isabel llegó al real a cinco días de noviembre (1489), donde le fue hecho un gran recibimiento: músicas, clarines y trompetas italianas y chirinmias, sacabuches y dulzainas y atabales, que parecía que el sonido llegaba al cielo…»

Este estado de ánimo en la tropa fue el que aprovechó el rey para dirigir las cartas mencionadas a Cidi Yaia requiriéndole el pacto para la entrega de la ciudad. Se entrevistaban emisarios de uno y otro lado y todos se afanaban en hacer creer al contrario que no sufrían privaciones y que estaban en excelente estado, unos para la defensa de la ciudad y otros para sitiarla por un largo tiempo. Dicen las crónicas que fue el día 28 de noviembre cuando se ajustaron las Capitulaciones de Baza, pasando a ser Cidi Yaia vasallo de los Reyes Católicos.

Tras este contrato le siguió la firma de El Zagal, y todas sus dependencias, a entregar a Almería y a prestar también vasallaje a los Reyes de Castilla y Aragón. La entrega de Baza se realizó a los seis meses y veinte días de su cerco; en la mañana del 4 de diciembre se izaba el estandarte real en las almenas de la Alcazaba de la ciudad. A esta le siguió Purchena y las villas y lugares de su valle, los del río Almanzora y los de la Sierra de Filabres, a los que se les concedió mejor tratamiento que a los propios de Baza.

Cuando los RR. CC. Salieron en dirección a Almería, que según lo pactado tenía que ser entregada a lo máximo el día 24 de diciembre, el ejército cristiano se organiza en dos columnas: una por el río Almanzora, la presidida por el Rey, y otra que cruza por Gor hasta el río de Fiñana, la Calahorra y demás lugares del Cenete. Dicen los cronistas que la columna militar del Rey sufrió grandes penalidades por las tormentas, nieves, y bajas temperaturas de la estación invernal, pero que lograron se les entregasen sin pelea los castillos de Serón y Tabernas. El dieciocho de diciembre acampó el ejercito cristiano a una milla de distancia de Almería y hasta allí se personó El Zagal para rendirle acatamiento.

Un año más, y ya son 525, conmemoramos la toma de Baza como lugar estratégico y decisivo en esta guerra, en la que se estima que perdieron su vida cerca de veinte mil soldados cristianos y que fue  definitiva para conquista del Reino Nazarí. Aun cuando la recreación histórica que vemos en la televisión sobre la Reina Isabel omitiera en su momento este hecho clave y el nombre incluso de esta ciudad, los que vivimos en ella estamos obligados a recordarla.