SÁBADO, 4 DE ABRIL DE 2015 |
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| Edición provisional A medida que nos sea posible terminaremos de completar esta edición |
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Pésame a María Stma. de la Soledad Cofradía del Stmo. Cristo de la Misericordia, María Stma. de la Soledad y Cristo Resucitado |
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Una hermosa mañana de primavera acogió la salida del Cristo del Descendimiento y la Virgen de los Dolores. La mañana del Viernes Santo se desperazaba aún en Baza, tras la intensa jornada del día anterior, cuando a primera hora la Plaza de Santiago dejaba ver a nutridos grupos de costaleros y costaleras que se fajaban y ponían a punto para dirigirse a ocupar sus puestos bajo las trabajaderas del Cristo del Descendimiento y la Virgen de los Dolores de Santiago. |
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La hora de salida, las 8,30, no es obstáculo para que se congregue un buen número de personas ante el portón que conduce a la calle Manuel de Góngora por el que la comitiva se dirige a un recorrido que la mete de lleno en las calles del barrio santiaguero y que, como suele ocurrir cada año, no saca a mucha gente a las calles pero sí que hace de la procesión algo más íntimo, más de gustarse y, sobre todo, el sentimiento de encontrarse en casa que incluye el paso ante la propia Casa de Hermandad de la Cofradía. |
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Retoma después la salida de los Solares hacia la calle de las Monjas para seguir el itinerario más tradicional que le lleva hasta la carrera oficial, con una Plaza Mayor que cede el testigo del gentío a una Alameda y Plaza de las Eras que se ponen a rebosar, en lo que es una radiante mañana de la que ya forma parte de la costumbre de mucha gente el ver los últimos tramos de esta procesión y de hacerlo sin prisas que pueda ocasionar la hora. |
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| Y es que la anunciada hora del retorno, las 14,30, estará aún lejos del final de una estación de penitencia que se enseñorea en el descenso por Alamillos y Agua hasta su iglesia, quizá con una temporalidad excesiva, para desembocar en un encierro vibrante y emotivo al que no preocupan las manecillas del reloj y del que disfruta el público que se agolpa en un palmo de terreno, empapándose de cuanto allí ocurre y viendo como primero el Descendimiento y, después, la Virgen de los Dolores, retornan a su sede eclesiástica una vez más. | ||||
| Pasadas las tres y media de la tarde aún bulle la iglesia santiaguera, cuando se apagan los sones de la banda que también ha hecho su último esfuerzo, mientras el público y los mismos cofrades volvían a presenciar un encierro que costaleros y costaleras hacen rodilla en tierra, redoblando esfuerzos y multiplicando una entrega de la que ya están deseosos de volver a realizar en un próximo año y que, cuando menos, salga todo como este año ha salido. | ||||
La tarde del Viernes Santo sacó a las calles de Baza la procesión con el Santo Entierro y la Virgen de la Caridad. La procesión del Santo Entierro es la única que se realiza en nuestra ciudad que tiene como titular a una Agrupación Parroquial, la de Ntra. Sra. de la Merced, Santo Sepulcro y María Stma. de la Caridad, que pasados los años sigue a la espera de su reconocimiento oficial como cofradía, un nombramiento que depende del obispado de Guadix-Baza y que sigue sin llegar, aún después de varios años de que esta agrupación se pusiera en marcha. |
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La Plaza de la Merced vuelve a contemplar la salida de esta estación de penitencia con una afluencia que no es la de tras ocasiones pero que contemplan expectantes y en silencio una salida procesional que alcanza su mayor grado cuando aparece el bellísimo paso del Santo Entierro, tan reluciente como imponente, con una urna acristalada que deja ver al Crucificado tras su desenclavamiento y que ha ido precedido por las representaciones de las diferentes cofradías y hermandades de nuestra ciudad. |
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Tras el Sepulcro vendrá después la Virgen de la Caridad, una imagen que no acaba de encontrar su acomodo y que esta ocasión iba portada en unas andas que dejaban caer sobre sus hombros en torno a una docena de mujeres, algunas de ellas muy jóvenes, quienes portaban a esta imagen con la misma seriedad que caracteriza al conjunto de esta estación de penitencia, desde ya antes de su salida y hasta que el cortejo finaliza. |
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Se trata también de una procesión que hasta ahora ha tenido siempre un alto componente de municipalidad, lo que hace que asista a ella la Corporación, bajo mazas, aunque resentida de algunas ausencias, entre las que las hay por principios propios, acompañando al Alcalde bastetano los máximos representantes de las Policías Local y Nacional en nuestra ciudad. Cierra el cortejo un grupo de siete músicos de la Banda Municipal, en la forma en que ya suele ser habitual en los últimos años. |
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| Los nazarenos portando cruces o cirios dan un carácter especial a esta procesión en la que se transmite ese carácter de Viernes Santo, de penitencia y de oración, ante un público que acude a lo largo de su recorrido impregnado de ese carácter y que contempla el paso del cortejo en silencio y con respeto, mientras este realiza su itinerario acostumbrado, ofreciendo la contemplación de una ordenada comitiva que mantiene su propio sello de principio a fin y que demuestra la calidad de su organización y el trabajo realizado. | ||||
Emotividad y elegancia en la noche del Viernes Santo cuando el Silencio sale a las calles de Baza. Y es que la del Silencio es de esas procesiones que no hacen ruido, que parece que no están, que no suenan apenas en las tertulias "semanasanteras" a lo largo del año pero cuando llega su momento, cuando llega un nueves Viernes Santo, ahí vuelven a salir los penitentes de túnica y capas negras con fajín amarillo, dispuestos a celebrar una siempre brillante estación de penitencia en la que, haciendo honor a su nombre, solo se escucha el ronco sonido de dos tambores, cada vez que la procesión está caminando. |
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Todo empieza una hora antes, cuando los penitentes se reúnen en la Iglesia de los Dolores, la sede de su Titular, donde se recogen faroles y enseres para, a cara descubierta, dirigirse hacia la Iglesia Mayor, donde la Virgen de los Dolores espera en su torno, remodelado para este año, con su candelería encendida tras la que emerge la bella imagen que es reproducción escultórica de la primitiva que realizara el escultor e imaginero bastetano José de Mora, ataviada con un manto de terciopelo negro, bordado en oro, cuyo origen se remonta al siglo XVIII. Allí están también varias docenas de costaleras que preparan sus fajas y costales para sacar a la Dolorosa como solo ellos saben y como solo Ella sale en nuestra ciudad. La actividad se centra en organizar la cuadrilla en la que este año parece haber más gente que nunca y en la que se siguen viendo caras muy veteranas, junto a otras de jóvenes bastetanos que comienzan a acercarse a esta Virgen del Silencio que tantas sensaciones provoca entre todos. |
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| La puntualidad sigue siendo santo y seña en esta salida y, coincidiendo con la primera campanada del reloj de la torre eclesial, el portón hace chirriar sus bisagras para dar paso a la cruz de guía que anuncia el cortejo que, en un momento, se planta en la bajada a la Plaza Mayor y asiste a una espectacular salida en la que solo se escucha el rachear de las zapatillas de los costaleros y la voz serena de su capataz, ojos por los que ven todos ellos para mimar el caminar de la Virgen. | ||||
No es esta una procesión de multitudes pero hay bastante gente que espera el paso de una procesión que tiene la particularidad de que va arrastrando a la gente de manera que, a medida que avanza el recorrido, va sumando a más y más personas tras el paso de la Virgen, que ya no la dejarán hasta que retorne al punto de partida. Incluso hay momentos en que se vuelve espectacular de lo íntima que resulta a su paso por lugares como la calle Ancha en la que se muestra una imagen apasionante, camino de esa calle de las Monjas por la que la Virgen parece mirar la torre más emblemática de la ciudad. Llegados a la carrera oficial, las lecturas y oraciones de rigor que ponen punto y final a las procesiones de los mayores bastetanos, a falta del Resucitado, mientras el inicio de la procesión ha llegado ya a la iglesia y muchos de sus integrantes descubren su cara para poder abrir aún más los ojos y empaparse de como asciende el trono por la rampa hasta volver al lugar desde el que partió. |
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| Allí, la Hermana Mayor dirige el rezo de un padrenuestro, recuerda a los que no están presentes, y se procede a despojar el trono de sus flores, siguiendo una costumbre de muchos años ya, en la que los cofrades y files se llevan pequeños ramilletes florales que, en muchos casos acabarán en el Copetín, junto a aquellos que no podrán salir con Ella nunca más. | ||||
La asociación “Cine y chocolate” proyecta el domingo 5 de abril, en el Cine Ideal, a las 10:30 horas, la película “Centauros del desierto” (1956) de John Ford. “Centauros del desierto” es una obra de arte. Como lo son el Guernica de Pablo Picasso o la Capilla Sixtina de Miguel Ángel. ¿Exagerado? Puede que sí. Pero así como el impresionante lienzo del malagueño estremece por los horrores de la guerra y la obra del artista renacentista extasía por su belleza, la historia de la familia Edwards apasiona por su universo denso y poético. En él el ser humano, empapado de la hermosura salvaje de Monument Valley, se convierte en el núcleo central de la narración. Solo cambia la materia para plasmar lo que el genio siente. El celuloide remplaza a la tela y a los frescos, y la acción cinematográfica a la fascinación que la contemplación de lo excelso origina. |
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| Estamos pues ante una película que a sus casi 60 años de edad, sigue emocionando al espectador, sacudiéndole en su asiento y hablándole de algunos temas que preocupan al hombre desde el inicio de los tiempos. | ||||