“Todo lo que soy es por mis padres y mi familia”
Ante Ti estoy, mi Señor, mi Amigo.
Me arrodillo y beso tus pies,
esos pies tan heridos,
traspasados por clavos de perversos enemigos,
enemigos a los que perdonaste desde la Cruz,
sin que entendieran nada,
enemigos a los que decías
que tu Reino no es de este mundo.
Confieso que eres Dios, mi único Dios,
que se hizo Hombre para servirnos.
Te crucificaron porque anunciaste la VERDAD,
porque tenías amigos,
porque servías y no eras servido,
porque dijiste:
- “el que es de Dios escucha las palabras de Dios; por eso vosotros no escucháis, porque no sois de Dios” (Jn 8, 47)
- “para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la Verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz” (Jn 18,37)
- “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” (Mt 23,27)
- “¿O cómo puedes decir a tu hermano: ``Hermano, déjame sacarte la paja que está en tu ojo, cuando tú mismo no ves la viga que está en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu o jo y entonces verás con claridad para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano” (Lc 6,42)
- "Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios" (Lucas 18:25)
Y qué verdad es todo esto para nuestras Cofradías,
para purificarlas y sentirlas,
para que no nos creamos el ombligo
de nuestro pequeño mundo.
Mi Señor, te pido perdón aquí,
en este año de la Misericordia,
por mis errores pasados y presentes,
por mi soberbia,
porque nos creemos los mejores,
y no lo somos,
"Porque tuve hambre,
y no me disteis de comer,
tuve sed, y no me disteis de beber;
fui forastero, y no me recibisteis;
estaba desnudo, y no me vestisteis;
enfermo, y no me visitasteis,
en la cárcel, y no vinisteis a verme (Mt 25, 42-43).
Y sigo pidíéndete perdón,
mi Cristo del Madero,
porque Tú eres mi Dios verdadero,
porque eres perfecto y bueno,
perdónanos a las Cofradías
porque sin querer,
caemos en la idolatría,
del falso oro viejo,
del cetro en nuestras manos,
de los adornos superfluos,
del yo soy más,
y tú eres menos.
Perdónanos porque hacemos lo contrario,
porque somos enrevesados,
egoístas, atravesados,
a veces miserables,
enormes agujeros negros,
fariseos empecinados,
que ni siquiera vemos tu Cruz,
cuando miramos el madero.
Perdóname, en fin,
mi Señor del Madero,
por sólo ver esa viga en el ojo ajeno,
cuando la verdad es que está en el mío
sin saberlo.
Perdóname y libérame,
Cristo Alfa y Omega,
Cristo Cósmico, Señor del mundo,
pero que en mi mundo simplemente eres
MI MADERO.
SALUDA …
Rvdo. Sr. Consiliario de la Real Cofradía del Stmo. Cristo de los Méndez, don José Díaz.
Rvdo. Sr. Consiliario de la Federación de Cofradías de Baza, don Antonio Travé.
Sr. Hermano Mayor de mi Cofradía, don Anselmo López Echevarría, y miembros de su Junta de Gobierno.
Miembros de la Corporación Municipal, ...
Srs. Hermanos Mayores y miembros de las Juntas de Gobierno de las demás Hermandades y Cofradías de nuestra ciudad.
Amigos y amigas, cofrades todos.
.
MI COFRADÍA
“¡Venimos por el Madero!,... ¡Traemos el Madero!”
Mis andanzas cofrades,
con mi abuelo materno empezaron,
Francisco Bocanegra Navarro,
ilustre canilero, mi Padre Paco,
él era de la Soledad desde su fundación,
él me hablaba de su Virgen,
de cómo llegó a Baza
desde tierras murcianas,
y por eso, ya de adolescente,
acompañando al Cristo de la Misericordia
y a la Soledad
me vestía de penitente ...
Y es verdad que esa ilustre cofradía,
aunque siempre me gustó,
no era lo que mi corazón anhelaba,
no era el camino que buscaba;
ya de lejos,
y sin saber cómo ni cuándo,
mi retina retenía
a un Crucificado en la distancia …
Culpable: mi amigo Antonio García de la Serrana …
Entre partido de tenis y piscina
hablábamos de Ti, de Ti, Cristo mío,
de lo solo que ibas en Semana Santa,
de la túnica morada,
de la capa y capucha grana,
del cíngulo oro y morado,
de esos trajes que tenías en tu casa,
y que nadie se ponía,
de lo solo que iba su Cristo,
por las calles de nuestra Baza.
Y caí en tus redes, mi querido Antonio,
como cualquiera que vistiendo esos colores,
mira a Cristo escarnecido,
a ese Cristo herido,
al Cristo de los Méndez,
al Cristo diferente,
al Cristo del callejón,
al Cristo de la Leyenda,
en definitiva, al único Cristo.
Gracias a ti, amigo mío,
conocí a los Méndez,
y te estoy agradecido,
y aunque nuestros caminos después se separaron,
de nuevo en un amargo día,
nos juntaron,
y espero que nuestro Cristo,
te tenga en su regazo;
te llevó demasiado pronto con Él,
Antonio, como siempre pasa con los buenos,
que Cristo los quiere para sí,
que los quiere en el cielo …
Y por esto me pregunto,
mi recordado Antonio, mi amigo,
¿qué le estás diciendo a tu Cristo amado
ahora que estás junto a ÉL,
viendo y tocando su costado
traspasado?
Posiblemente lo mismo que Cristo le dice a su Padre
en boca del poeta…
POR QUERERTE HASTA LA MUERTE
Si dejé la alfombrada primavera
donde el lirio crecía a su albedrío.
Si dejé solitaria junto al río
atracada mi barca en la ribera.
Si subí desde el llano a la ladera;
si subí hasta el barranco del vacío,
a la cumbre del monte más sombrío,
a este monte que llaman Calavera.
Si ascendí más arriba, hasta un madero
donde el escarnio pinta su aguafuerte
macabro: afrenta cruel, oprobio fiero...
Si he sufrido la Cruz, donde te espero,
fue por quererte, sólo por quererte,
querer tanto, amor, hasta la muerte.
Y así empezó todo ...
Y qué decir ya de mi Cofradía,
que todos los que la amamos no sepamos …
Ya intuíamos algo,
Juan Antonio y Juanma nos lo han aclarado,
del siglo XVII al XVI hemos pasado,
donde ya se hacían rogativas
a mi Cristo amado,
para que las epidemias se curaran,
para que la hambruna acabara,
para que tus milagros se vieran,
por las calles de Baza.
¡Y qué más da que sea de los Narváez,
de los Matute,de los Carvajal o Echevarría,
de don Antonio Méndez Pardo,
y qué más da que incluso mi querido Juanma
haya encontrado un protocolo
en el que los Bocanegra
estamos nombrados …
Normal, fuimos de los Méndez,
como ahora ...
El caso es que todos estos ilustres abades y regidores
te quisieron,
intentaron adornar tu capilla,
lo intentaron, y consiguieron
que el pueblo de Baza te quisiera,
te venerara, te llevara al Cielo.
Eso hacemos nosotros,
en estos tiempos modernos,
quererte y engrandecerte,
descubrir que el Silencio y los Méndez,
de 1925 a 1934 fueron la misma cofradía,
con dos Titulares,
nuestra Virgen de los Dolores del Silencio
del ilustre José de Mora,
y nuestro Cristo de los Méndez,
que puede que saliera de la gubia de su abuelo,
Cecilio López, o no, quién sabe,
que más da que fuera
de la escuela de Diego de Siloé,
o de otras ilustres manos,
el caso es que Cristo mío,
ya estabas en 1580 recogido en escritos,
paseando por la Cava Baja
junto a la muralla de Baza,
subiendo por la calle Zapatería,
haciendo milagros en la antigua Basti,
ahora la recién conquistada Basta,
provocando la devoción de tu pueblo,
admirado por nobles casas,
que vieron simplemente
que eres el Señor de la Mayor,
el Cristo de la antigua Basta árabe,
el Cristo del Madero,
el Señor de Baza.
Que maravillosos todos estos años,
más de 25 en distintas Juntas de Gobierno,
como jefe de trono,
incluso como secretario,
si bien es cierto
que esto no era lo mío, lo acepto,
siendo Hermanos Mayores
Miguel González, Pili Noguera
y José Ignacio,
que engrandecieron nuestra Cofradía,
que pusieron los cimientos,
que nos encumbraron,
que sin ellos, especialmente sin ti, José Ignacio,
sólo seríamos un recuerdo
de lo que podíamos haber sido,
sin serlo.
Gracias, José Ignacio, amigo mío,
y perdóname si no he sabido verlo.
Recuerdo aquella primera salida
donde las mujeres fueron las protagonistas,
la parte trasera era suya …
¿Quién ha dicho que no puede haber horquilleras?
Error nefasto, cuando ellas quieran …
Formarán su cuadrilla,
pues no hace mucho en un Vía Crucis,
demostraron lo que eran.
Dejadle paso,
que vienen pisando fuerte,
y al igual que la Magdalena,
son las que siempre están bajo la Cruz,
y, qué casualidad, siempre ELLAS.
También recuerdo los cuatro años de Santiago,
a don Ramón Checa,
en cierto sentido,
mentor de José Ignacio y mío,
cuánto amaba al Cristo de los Méndez,
que lo quería consigo,
aunque al final él cedió,
yéndose en pos de Él
a la ladera eterna,
Dios lo tenga en su gloria,
nosotros en nuestra memoria.
Cuántos saludas los viernes por la mañana,
cuántos amigos.
Fue nuestro padre cofrade en muchos sentidos,
nos acogió en su cofradía,
como si fuéramos sus hijos,
y eso fue Santiago para nosotros,
un Padre, que nos acoge,
eso fue Santiago, ese barrio judío,
que despedía por la calle del Agua
a una cofradía con música de cámara
y de violines,
a una cofradía que iba buscando la Mayor,
buscando la madrugada,
en pos de su sede olvidada …
Aquellos maravillosos años, como decía una serie,
aquellos años de esfuerzos y enfados
ya olvidados,
de cosas mal hechas,
de otras buenas,
pero que pusieron los cimientos de lo que somos,
y por eso simplemente digo,
GRACIAS A TODOS.
Y cambiando el tercio,
llegamos a la actualidad más reciente,
a estos 14 maravillosos y excesivos años como Hermano Mayor,
del 2001 al 2015.
Creo sinceramente
que lo hemos hecho bien,
aunque eso no soy yo el que tengo que juzgarlo,
sóis vosotros, los hermanos de esta gran cofradía,
de muchos alumnos y alumnas,
que ese ha sido mi legado,
Seguro que he tenido muchos fallos,
pero lo he intentado,
el que seamos una cofradía de hermanos,
de amigos,
que amamos al Madero,
que somos cristianos.
Si simplemente esto he conseguido,
me considero afortunado.
Y ahora vienen nuevos tiempos,
si antes era Ángel,
ahora es Anselmo,
que con fuerza retoma y realiza,
doy fe, viejos proyectos.
Le íbamos a quitar peso al trono,
y sale un trono de estreno,
igual de majestuoso que el antiguo,
pero con cresterías de terciopelo,
solemne, serio,
como suelen ser los tronos de silencio,
sin muchos adornos,
como cuando Cristo en el Gólgota,
sufriendo a cielo abierto.
Prepárate José Miguel,
nuestro gran Tesorero,
si antes había gastos,
ahora serán tremendos,
pues primero va el trono,
después nuestro Cristo muerto,
para que en toda la ciudad de Baza vean,
que somos grandes,
y pequeños,
una gota en el cielo,
una tormenta en lo eterno.
Prepárate, Josemi,
oh gran Tesorero,
ese libro en el que apuntas,
se te va a quedar pequeño.
Y ya somos Real Cofradía,
algo que siempre nuestra Junta de Gobierno
había buscado.
Tú lo conseguiste, Juan Antonio.
Por eso, cuando alguien me pregunta el protocolo a seguir
para ser Real,
le doy tu número y te los mando a ti.
El proceso fue laborioso y largo,
tú más que nadie lo sabes.
En octubre del 2007 su majestad el rey
don Juan Carlos de Borbón y Borbón
aceptó ser nuestro Hermano Mayor Honorario,
y en abril de 2013 por fin nos llegó el título de Real,
que tan orgullosos portamos en nuestro nombre y en nuestro escudo,
magníficamente rediseñado por mi querida María José
La verdad es que Cristo mío,
el título de Real que más me gustó siempre,
fue cuando dijiste
“ mi Reino no es de este mundo”,
y por eso Cristo, en boca del poeta,
le dice al Padre …
Vuelvo a Ti, Padre. Qué gozosamente
me inclino y me hundo dentro de tu seno
abismal, manantial, cristal sereno
del luciente frondor de eterna fuente.
Quiero verte y beberte, transparente,
y llenarme de Ti, y quedarme lleno
y hambriento, Padre mío, padre bueno.
¡Qué sed de Padre sufro últimamente!
Hoy vuelvo a Ti, no solo ni vacío.
La espiga en cruz brotó con nuevos granos.
Mira: traigo agarrados a mis manos
recientes hijos tuyos, mis hermanos.
¿Sonríes, Padre? Yo también sonrío.
Y a la orilla del mar, sonríe el río.
JUEVES SANTO
“… ¡Padre, qué amargo cáliz, qué tormento,
qué eterna noche de Getsemaní!
¿Dónde estás, Dios? No te oigo, no te siento.
¡Mira, ay, Dios, mi desmonoramiento!
¡Dios sin Dios! ¿Qué va a ser de ti?¿De mi?
“Elohí, Elohí, lammá sabaktaní?”
(¿Dios Mío, Dios Mío, por qué me has abandonado?)
Antes de empezar a describir cómo veo yo mi procesión, he empezado recitando esos tercetos del poeta, que nos recuerdan las palabras de Cristo en la Cruz, versos que nos invitan a defender en público la labor que hacemos las hermandades y cofradías, que no son otra cosa que expresión pública de nuestra fe milenaria.
Somos arte plástico, sí, pero también religión en las calles.
Y no debemos renunciar nunca a ello.
Si lo hiciéramos, nos quedaríamos sólo en lo superficial,
Si Cristo viera que sólo servimos para atraer turistas, se desclavaba y se tapaba los ojos.
No renunciemos nunca a ser catequesis en la calle,
a ser la fiel infantería de la Iglesia,
defendiéndonos con la palabra
de aquellos que nos atacan,
de aquellos que se envalentonan contra nosotros,
y contra el Islam se acobardan.
Y les grito a los siete vientos,
como Aquel que camino de Damasco
dijo: “Pablo, ¿por qué me persigues?
O cuando Pedro dijo:
“No le conozco, digo que no sé quién es ...”
Ahora son otros Pablos y otros Pedros,
pero sigo diciendo,
NO renunciemos.
Estamos en Jueves Santo,
en la plaza Mayor huele a incienso,
está pasando por tribuna,
el Nazareno,
con penitentes parecidos,
capucha morada,
con Cristo meciendo su cruz,
con el Cireneo,
y nosotros,
mi Señor del Cielo,
dentro de la Mayor,
nerviosos, serenos,
mirando al cielo,
cielo de estrellas,
despejado a veces,
a ratos de nubes lleno,
con la luna de Nisán,
alumbrando la tribuna,
con las nubes de Nisán,
oscureciendo el cielo.
Los nervios se nos llevan,
Antonio Soria,
el único cuerdo.
Todos me piden estampas,
de nuestro Cristo sereno,
de nuestro Cristo muerto,
y yo busco a Miguel,
mi gran amigo,
lo encuentro,
y veo el cielo abierto,
unos me piden medallas,
otros cordones
o cíngulos serenos,
otros las insignias de la Cofradía,
y yo busco a Miguel, mi amigo,
y veo el cielo abierto.
Miguel enciende las antorchas,
que yo ya no puedo.
Ya estamos preparados para sacarte,
y somos horquilleros,
todos de negro,
como es normal estar
ante nuestro Cristo muerto
Tu trono está sangrante,
pintado de claveles rojos,
de lirios morados,
de centros de rosas negras o granas
junto a tus hachones,
que parecen mástiles enhiestos
alumbrando tu sagrado rostro,
veo la sangre deslizarse por tus pies,
veo esas espigas doradas
rozando tus dedos.
Y ahí está Pepe el Grande, mi capataz,
nuestro capataz
y Fiscal Mayor,
que como Alejandro en Gaugamela,
dirige nuestro paso, triunfante.
No parece nervioso,
sabe lo que hace.
La salida es difícil,
lo sabe,
pero él está como
Alejandro en Gaugamela,
triunfante.
Rezamos un Padrenuestro,
trono a tierra,
horquilleros encogidos,
salimos por la puerta,
la cruz recta,
enfocamos las rejas.
¡Qué esfuerzo sublime,
qué emoción dejas,
los nervios a flor de piel,
la boca entreabierta,
lo mismo que nuestro Cristo,
en su muerte postrera.
Y llega el saluda a la Esperanza,
la Virgen ya está colocada,
¡a pulso, dice Pepe,
y nuestro Cristo se levanta,
como lanza en el cielo,
como Luz sagrada.
En el silencio de la noche,
con la plaza Mayor apagada,
se oye la Madrugá
entre bambalinas doradas.
La luna de Nisán en lo alto,
sobre una Plaza abarrotada
sobre el centro
de la medina bastetana.
Mientras bajamos la rampa de piedra,
suena música dorada,
es nuestra Camerata Bastitania,
que todos los años nos acompaña,
música de capilla, música sagrada,
Joaquín, Salus, Parra,
también sóis hermanos
de esta estación de madrugada.
Y los penitentes de oro, morado y grana
enfocan la calle Alhóndiga,
con las filas cerradas,
sus cirios encendidos,
dirigidos por una campanilla descalza,
Lorena se llama.
¡Qué importancia tienen ellos,
sin ellos la procesión no sería nada!
La Cruz de Guía avanza,
bien lo sabe Juan Antonio,
que la lleva colgada,
que sufre con ella,
y con los niños a su espalda.
¡Qué maravilla de penitentes,
hermanas y hermanos cofrades
tenemos en Baza!
¡Y qué poca importancia le damos,
cuando sin ellos
todo es nada!
Llegamos a los Caños Dorados,
cumbre malvada,
ya no vamos a Santiago,
por la calle del Agua.
Creo sinceramente
que la decisión fue acertada,
ya no pasamos
por nuestra calle Ancha,
ni por Monjas ni Sto. Domingo,
y sigo creyendo que la decisión fue acertada.
Mientras Nazareno y Esperanza
ya han dejado la Plaza de las Eras,
y están en la Cava Alta
nosotros en el Palacio de los Enríquez,
parte noble de Baza,
alumbrando la torre de San Jerónimo,
con nuestras filas desplegadas.
¡Menos paso quiero!, dice Pepe,
y su orden se acata,
como cuando el gran César
hablaba en las Galias.
¡Qué hermosas mantillas tenemos en Baza!
No sólo adornan su trono,
adornan la noche bastetana,
con ese porte serio,
con su Cristo avanzan.
Elena, María José y Ana,
que junto con Teresa
son mis alumnas amadas.
Luego vienen otras,
igual de amadas,
unas ya veteranas,
Olga y Ángela,
otras recién incorporadas,
Alba, Lidia, Marina, Ana Isabel y Dania.
Perdonad que me deje nombres,
no pasa nada,
todas están ahí por Cristo,
todas son mis alumnas,
mis amigas amadas.
Pasamos por la Alameda,
el bosque de Baza,
y nuestro Pepe sigue
como el gran Alejandro en Gaugamela
avanzando sin pausa.
Este año serás tú,
mi querido Vivi,
el que toque esa campana,
dirigirás nuestro trono,
buscando el alba.
Bajamos por calle Alamillos,
y por el Carril,
llegamos a nuestra casa,
ese callejón mítico
de mi noche del alma.
Se lee la Leyenda
de la madrugá bastetana
la leyenda del Madero
que salió de esa casa,
se lee junto a los Dolores,
la otra cofradía Hermana,
“¡Venimos por el Madero! ...
¡Traemos el Madero!”
Eso dice la leyenda,
que surgió en el zaguán
de una de estas casas
del callejón de los Méndez,
Leyenda que no es otra
que la Leyenda de Baza.
En este punto
los hombros de los horquilleros
ya van maltrechos,
mi hombro
es uno de ellos.
¡Qué horquilleros tan sublimes,
el rostro desencajado,
pero parecen serenos,
yo soy uno de ellos,
porque señoras y señores,
antes que Hermano Mayor
siempre fui horquillero,
costalero del varal a cielo abierto.
¡Qué heróicos horquilleros,
Kiko, hermano mío,
tú eres de los Tercios Viejos,
el que empezó,
ejemplo de todos,
aquí y en el Silencio.
¡Y qué decir de mi amigo Antonio,
mi amigo sincero,
que pasó por los penitentes,
pero que ha vuelto
a ser horquillero.
Gracias por tu presentación,
no la merezco.
Llegamos a tribuna,
nuestro hombros maltrechos.
No estamos para rezar,
estamos deshechos.
Queremos subir la rampa,
queremos dejar el Madero.
¡Un último esfuerzo, horquilleros!,
dice nuestro Contraguía,
José Luis, y lo entiendo,
Pepe da los toques de campana,
ya estamos subiendo la rampa,
¡Al suelo, horquilleros!,
que ya estamos en nuestra casa,
y Pepe, triunfante,
como Alejandro en Gaugamela,
como Julio César en las Galias,
que tras el toque de campana,
gritando exclama:
¡VIVA EL CRISTO DELOS MÉNDEZ1
¡VIVA!
CONSUMMATUM EST!
Soy tu Dios, tu Dueño y Amo...,
y sin embargo, en cruz crucificado.
¿Se puede amar más hondo y elevado,
pues de amor me derrito y me derramo?
Jadeo. Gimo. A juicio te reclamo:
¿por qué eres viento esquivo, descastado,
que vas, que vienes, que me das de lado,
si yo, amor, por tu amor, ay, cuánto te amo?
¡Si lograra hacer más de cuanto he hecho!:
amor en cruz, maltratado, ¡ay!, maltrecho.
¡Ay, locura de amor, que te amo tanto!
«Cumplido está». ¿Es todo? Estoy deshecho
en llanto. En ti destilo cuanto
pudiera Dios amar, ¡pues te amo tanto!
Y viendo a mi Cristo, viendo al Madero,
humillado, muerto, herido,
le susurro a mi Dios eterno …
Padre Nuestro
Padre, Misterio eterno,
Y también ABBA,
papá, en sentido cariñoso,
Amor en extremo.
No padre mío, ni de éste y mío,
ni de mi familia, mi tribu, mi nación …
Nuestro.
De todos.
Que estás en el cielo
Es decir, que es AMOR,
que abraza todo, que está en el fondo de todo,
de la belleza y de la miseria,
ese Dios agapé.
Santificado sea tu Nombre
A Moisés le dijo, Yo soy el que soy,
Yahvéh, y santificar el nombre de Dios es respetar
a Dios Mismo, nunca hacer guerras en su nombre,
¡Qué hipocresía! ¡Qué cinismo!
Sólo santificaremos tu Nombre
teniendo los mismos sentimientos de Cristo,
que se hizo servidor como un hombre cualquiera,
que se humilló hasta la muerte
y por eso Dios lo levantó
y le dio un NOMBRE
SOBRE TODO NOMBRE.
Venga a nosotros tu reino
un reino sin leyes de piedra, sin tiranos, sin explotadores,
podréis decir que es un reino idílico, eso sí,
pero totalmente humano, por el que podemos luchar.
El reino que Dios tiene preparado para los que aman,
no el reino que pretenden esos falsos revolucionarios.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo
Una voluntad que no es capricho, que es lo que cree cada uno que es bueno para él y para los demás.
Muchos dicen que Dios es caprichoso, “es voluntad de Dios”. Si Dios existe, ¿cómo permite eso? Dios no manipula la naturaleza, ella tiene sus propias leyes, y nosotros, incumpliendo el mandato divino de cuidarla, lo que intentamos a veces es dominarla y destruirla. Hágase tu voluntad, Señor mío, no la de unos pocos, no mi capricho, para que la tierra se convierta en cielo, para que tu reino llegue. Y esto sí que es un grito de rebeldía.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
No seamos egoístas y acaparadores, no pensemos en nosotros mientras muchos pasan hambre, no tienen casa, no tienen nada, pongámonos en su lugar …, porque el pan simplemente representa lo necesario para la vida,
“porque tuve hambre y me disteis de comer,
tuve sed y me disteis de beber, ...”
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No al ojo por ojo, y esto sí que es difícil. Jesús dijo que el que quiera rezar, no mire a las nubes, que mire a los demás.
Hay que luchar contra las injusticias, pero no vengarse luego de los injustos, para eso ya tenemos la ley del César.
Si nosotros queremos perdón, también es necesario que sepamos perdonar.
No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
De los tentadores que intentan imponernos sus visiones, su raza, su pueblo, su dinero …
Todo es mi, mi …. y nunca nuestro.
Esos que adoran a cien mil ídolos llenos de tentaciones, de lujos y placeres, que al final son los verdaderos opios del pueblo.
No olvidemos que nosotros también podemos ser esos tentadores,
por eso, mi Señor, líbranos de caer en la tentación y del mal.
Por esto dio Cristo su vida,
por tenernos un amor infinito,
y como dijo el cofrade Ramón:
¿Y dicen que Dios no existe?
Si Dios no existiera,
nunca hubiera podido escribir esto.
Como dijo mi mujer:
¡El que quiera entender, que entienda!
Amén. He dicho. |