519. Vergüenza ajena

Por Lola Fernández.

La otra noche sentí vergüenza cuando una amiga del norte me avisó de que en la televisión estaba hablando un hombre que era de Baza, con afirmaciones increíbles… Resultó ser un concejal de mi ciudad, de la ultraderecha, diciendo unas cosas que por mi edad yo ya había escuchado en idénticos términos hace muchos, pero muchos años. Me resultó alucinante que aún haya gente tan arcaica, desfasada y rancia a estas alturas del siglo XXI; y, como digo, sentí vergüenza, ajena, por supuesto. Y también mucha rabia de que el nombre de Baza se asocie a personajes de tal calaña. Cómo serían sus declaraciones, en las que no voy a entrar ni de coña, que hasta su partido, de la más extrema derecha, lo ha desautorizado y ha afirmado que sus palabras no están en consonancia con su ideario político. Será porque este señor se convirtió en el hazmerreír de España y los dirigentes de ese grupo político no querían ser blanco de las mofas generales, pero por supuesto que están en consonancia. Absolutamente. Aunque ya digo, entrar a rebatir las falacias salidas por la boca de ese hombre, es como si me entretengo ahora en contradecir a alguien que diga que la Tierra es plana. Son conceptos tan superados, que no se puede perder ni un segundo en discutir. No hay nivel, Maribel.

El caso es que este hecho me hizo lamentar que Baza salga poco en los medios de comunicación. No sé si habrá periodistas locales que se preocupen por ello; y los institucionales, si los hubiere, que tampoco lo sé, pido perdón por mi ignorancia, estarían tan sesgados políticamente que cualquiera se los cree… No sé, una vez fui concejala y había premios para quienes conseguían que Baza brillara por aquí y por allá; pero con la crisis de entonces, y con la pandemia de ahora, desconozco si eso siguió siendo algo importante para nuestros representantes políticos. Creo que, respecto a los galardones, son muy importante las afinidades políticas, y el amiguismo, ese hoy por ti y mañana por mí; de tal manera que a la postre resulta un honor y una certeza de independencia el no haber recibido nunca premio alguno. Pero no debería ser así: precisamente cuando yo era parte del Equipo de Gobierno del Ayuntamiento, mi propuesta era que, en lo referente a eventos populares, fuera la ciudadanía quien los premiara. Por ejemplo, en las carrozas de la Cabalgata en la Feria, o en las Casetas de la misma, o en las Cruces. No entiendo por qué han de decidir políticos, que muchas veces tampoco lo van a hacer libremente, pudiendo decir la gente lo que más le gusta y lo que menos. Vamos, digo yo; porque, además, la razón que se me daba por aquel entonces era que es difícil, cuando lo difícil es quedarse con esa razón. La gente suele coincidir en lo que le gusta más y menos, y en lo que no le gusta; no siendo infrecuente que los políticos premien sin tener para nada en cuenta dichos gustos. Pero bueno, ya se sabe lo que es la política, y lo que es valorar objetivamente, algo que muchas veces no está ni mínimamente recompensado. Lo cual tampoco tiene mucha importancia, aunque sería deseable que Baza saliera más en los medios por algo relacionado con las personas que la aman y la sienten de corazón, además de por cosas buenas y bonitas de ella misma. Nunca por alguien que se convierta en el centro lógico de la burla nacional y te provoque vergüenza ajena.