Pregón oficial de la Semana Santa del 2024 de Baza

Por Alejandro Baena Regalado

A mi amada esposa Miriam,
a mis preciosos hijos,
Alejandro Pradeep y Ana Rocío,
y a todo el pueblo de Baza,
por acoger, querer y aceptar
a este accitano en tierras bastetanas.

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Introducción:

  • Mamá, anoche tuve un sueño.
  • Cuéntame, hijo, cuéntale a tu madre que es lo que ronda por esa cabecita tuya.
  • Mamá, soñé con papá.
  • ¿Soñaste con tu padre José?
  • No mamá, con mi ABBA, con mi padre que está en los cielos. Me contó lo que va a pasar. Sé que aún queda mucho tiempo, que yo todavía soy un niño, pero ya todo está dispuesto…
  • Pero, (…) ¿tú que le dijiste?
  • Padre, Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

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Invocación al Espíritu Santo (Cardenal Verdier)

Oh, Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo.
Inspírame siempre lo que debo pensar,
lo que debo decir, cómo debo decirlo,
lo que debo callar, cómo debo actuar,
lo que debo hacer, para la gloria de Dios,
bien de las almas, y mi propia Santificación.

Espíritu Santo, dame agudeza para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
gracia y eficacia para hablar.

Dame acierto al empezar,
dirección al progresar,
y perfección al acabar.
Amén.

Capítulo I: ¡Qué difícil es pregonar la Semana Santa de Baza!

Hace más de dos mil años,
sobre los caminos polvorientos de un pequeño país,
sonó una voz nueva y espléndida
que traía una Palabra,
distinta de todas las demás palabras
para nosotros.

El hombre fue ejecutado y sus enemigos
lo dieron por muerto
pues no sabían que no se podía matar
a un hombre
que era más que un hombre…

¡Pero no callaron su voz
ni su Palabra!

Después de más de dos mil años
este hombre,
su voz,
su Palabra,
aún están aquí:
Es camino por donde andamos;
Es verdad tras la que vamos;
Es vida que hay que vivir.

¿Qué voz es ésta que no cesa?
Pero, … ¿Cuál es esta Palabra nueva?
¿Quién es Jesús de Nazareth?

Y como nos dejara escrito Santa Teresa de Jesús:

Vivo sin vivir en mí,
Y tan alta vida espero,
Que muero porque no muero.

 Vida, ¿qué puedo yo darle
A mi Dios que vive en mí,
Si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?

Quiero muriendo alcanzarle,
Pues tanto a mi amado quiero,
Que muero porque no muero.

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Buenas tardes, bienvenidos y bienaventurados seáis a este gran auditorio, porque, aun siendo menos espacioso que nuestro Gran Teatro Dengra, un lugar, al igual que un corazón, no se mide por el tamaño sino por lo que da, por lo que tiene en su interior; ya lo decía nuestro querido San Francisco de Asís:

Oh, Señor, hazme un instrumento de tu Paz.

Donde haya odio siembre yo amor;
Donde haya ofensa, perdón;
Donde haya discordia, unión;
Donde haya error, verdad;
Donde haya duda, fe;
Donde haya desesperación, esperanza;
Donde haya tinieblas, luz;
Donde haya tristeza, alegría.

Oh, Maestro, que no busque yo tanto
Ser consolado, sino consolar;
Ser comprendido, sino comprender;
Ser amado, sino amar,
Pues:

 Dando es como se recibe;
Olvidando, como se encuentra;
Perdonando, como se es perdonado;
Muriendo, como se resucita a la Vida Eterna.

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Reverendísimo Monseñor D. Francisco Jesús, querido Obispo de la Prima Diócesis Hispaniae;
Reverendo Padre D. Manuel Millán, Consiliario de Federación.
Excmo. Sr. alcalde de la ciudad, D. Pedro Ramos.
Sr. concejal de Cultura, D. José Gabriel López.
Autoridades presentes, presidentes, Hermanos y Hermanas Mayores de las Cofradías de nuestra Ciudad.
Amigos y amigas, Hermanos todos en Cristo, gracias por vuestra presencia.

Querido D. Francisco: no quiero extenderme demasiado en los saludos pero es que tengo tanto que agradecerle; por tantas oraciones y bendiciones que ha atendido en mi nombre y en el de mi familia, gracias, gracias y mil veces gracias; por confiar en mí para la creación del Himno de la Misión Diocesana de este año, gracias, gracias y dos mil veces gracias; por haber bautizado a mis dos hijos está usted presente siempre en nuestras oraciones, gracias de nuevo; y como no, por estar aquí escuchándome esta tarde-noche, gracias. Que Dios le bendiga hoy y siempre.

Muchas gracias, querida compañera, Carmen Eva, por tus sinceras palabras para mi presentación, y hoy aquí, como se suele decir, en “petit comité”, quiero darte la razón de porqué te pedí que tú fueras mi presentadora.

Desde que empezamos el proceso para adoptar a nuestro pequeño Pradeep y posteriormente a Ana Rocío, tú siempre estuviste pendiente de todos los pasos que íbamos consiguiendo; cada día que nos veíamos por los pasillos del cole en Zújar, la pregunta obligada y de rigor: – ¿Sabéis algo nuevo? -Nada. Esa fue siempre la respuesta más repetida por mi parte. Fueron muchos días así, y tú siempre pendiente. Por eso, y tras tu presentación hacia mi persona, tengo que darte las Gracias, con mayúsculas, por ser como eres, una maravillosa persona, una gran profesional y una magnífica madre. Gracias.

Querida presidenta, querida Carmen; he de confesar ante todos los presentes, aunque suene a topicazo, que me sorprendió tanto el ofrecimiento que me hiciste para que yo estuviese hoy aquí hablando que me dejaste sin palabras. En mi cabeza solo escuchaba una vocecita que me decía: ¿Yo Pregonero de la Semana Santa de Baza? ¿Es que no habrá gente en Baza, Gente de Baza, para el Pregón Oficial? Uno de Guadix de pregonero oficial de la Semana Santa en Baza (…) No me veo, (…), no me veo (…). ¡Y aquí me veis! (…) Durante varios días estuve como meditabundo por tu propuesta y hasta llegué a pensar: esta no sabe lo que está haciendo. O sí; ya veremos. Tan solo me queda desear el no defraudaros y daros las gracias a ti, al Sr. Consiliario de Federación, D. Manuel Millán y a tu Junta de Gobierno, por la confianza depositada en mi persona. Os deseo lo mejor en los próximos años.

Y por todo esto que acabo de decir, me atrevo a proclamar:

¡Qué difícil es pregonar una Semana Santa!

¡Qué difícil es pregonar a la Semana Santa de Baza!

Por eso, yo hoy, no vengo a pregonar
Ni la Semana Santa
Ni la Semana Santa de Baza (…)

Yo hoy vengo a Pregonar la Semana de la

Pasión, Muerte y Resurrección

de Nuestro Señor Jesucristo como la representamos en Baza.

Donde haya odio, siembre yo amor;
Donde haya ofensa, perdón;
Donde haya discordia, unión;
Donde haya duda, fe;
Donde haya desesperación, esperanza;
Donde haya tinieblas, luz
Donde haya tristeza, alegría.

¡¡¡Señoras y señores, Hermanos y Hermanas Mayores, a todos los aquí presentes!!! ¿Se puede ser más cofrade y más cristiano que San Francisco de Asís?

De veras lo digo y cada vez que lo leo me reafirmo más en ello: este podría ser, (…) Mejor dicho, ¡Este debería de ser el decálogo por excelencia de todo cofrade!

Amor, Perdón, Unión, Verdad,
Fe, Esperanza, Luz y Alegría

Pero no penséis que mi pregón se va a basar en este texto, perdón, en este maravilloso y precioso texto de San Francisco de Asís, que bien podría ser porque daría para más de un pregón, pero no; la verdad que el proceso evolutivo de mis palabras en este día de hoy han tenido diversas variaciones y cambios de rumbo, que no es lo mismo que “cambios de opinión”. No, los cristianos no cambiamos de opinión y mucho menos en lo que a Semana Santa se refiere, porque…

“En la Cruz está la vida y el consuelo y ella sola es el camino para el cielo…”

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Martes Santo

Plaza Mayor;

Todas las miradas se alzan y elevan hacia el dintel de la Iglesia Colegiata Bastetana, buscando una imagen, buscando el perdón, buscando la luz en esa maravillosa estampa de una madre que también busca, también busca con su mirada a su hijo. Tras ella, la Cruz, vacía, altiva y elegante; he de confesar que a mí lo que más me ha llamado siempre la atención en el Martes Santo bastetano es la Cruz; esa Cruz en la que clavaron ¡al Hijo de Dios! Y ese sudario que con la más mínima brisa pareciera estar vivo.

Aún recuerdo, siendo yo niño y alumno de la E.G.B. en la Escolanía de Guadix, una pregunta de nuestro catecismo que decía así:

“¿Por qué recibió Jesús muerte de cruz?”

Y la respuesta rezaba: “por ser ésta la muerte más ignominiosa y dolorosa a la que se le puede enfrentar a un hombre”.

Y fijaros qué suerte la nuestra, qué poder se nos fue dado al haber podido recoger y abrazar como símbolo de nuestra fe, la Cruz.

María y la Cruz; la madre y el hijo; el nacimiento y la muerte; la Pasión y la Resurrección; todo en una misma imagen; María Santísima al pie de la Santa Cruz. Con su azul cielo brillante en las túnicas nazarenas; con las más bellas melodías de las marchas procesionales que al escucharlas se me eriza hasta el alma…

Ave María
Gratia plena
Benedicta tu in mulieribus;

 tú que con tu dulce mirada
le pides a tu hijo el perdón de nuestros pecados;
tú que con tus lágrimas en jugaste tu propio
corazón malherido y destrozado;
tú, bendita madre, la que nunca abandonaste;

Ave María, gratia plena
Benedicta tu in mulieribus…

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En la cruz está la vida y el consuelo (Maite López)

Uuhh, uuhh, uuhh, …

En la cruz está la vida y el consuelo
Y ella sola es el camino para el cielo (bis)

En la cruz está el Señor de cielo y tierra
Y el gozar de mucha paz, aunque haya guerra.
Todos los males destierran en este suelo,
Y ella sola es el camino para el cielo.

(Estribillo)

De la cruz dice la esposa a su querido,
Que es una palma preciosa donde ha subido
Y su fruto le ha sabido a Dios del cielo
Y ella sola es el camino para el cielo.

(Estribillo)

Es la cruz el árbol verde y deseado
De la esposa, que a su sombra se ha sentado
Para gozar de su Amado, el Rey del cielo
Y ella sola es el camino para el cielo.

(Estribillo)

Uuhh, uuhh, uuhh, …

En este último Domingo de Cuaresma no quiero que os vayáis de aquí únicamente con la sensación de haber escuchado mis palabras, que puede que para algunos serán vacías o insulsas, y para otros, todo lo contrario; no lo sé, cada cual después que busque en YouTube el video del pregón y lo analice como quiera hacerlo; lo que sí quiero que os llevéis es una cruz como ésta: es una pequeña y sencilla cruz de madera pero que llevará la bendición de nuestro Reverendo Señor Obispo, que si puede hacerme el favor de subir, le ruego las bendiga para que os la llevéis de recuerdo. Y a los colaboradores que se preparen para hacer el reparto. Gracias.

-oOo-

Capítulo II: ¿Dónde están los Sacramentos?

Todos sabemos cuáles fueron los dos Sacramentos que Nuestro Señor Jesucristo instituyó en la última cena, uno de ellos el principal sobre el que se basa nuestra vida como cristianos: la Eucaristía, y el otro, el Orden Sacerdotal.

No seré yo quien os hable de la Eucaristía, ni me atrevo a pensar hacerlo; es algo que solo los ministros de nuestra Iglesia pueden llegar a sentir como nunca los laicos podremos hacerlo.

¡El Pan de Vida Eterna hecho Carne!
¡Y el Vino de la Tierra del Hombre, su Sangre!
¡Señor Mío y Dios Mío!
¡Jesús Mío y Padre Mío!

Quiero lanzaros aquí un pensamiento al aire que desde hace muchos años me ha rondado la cabeza; ¿os habéis parado a pensar por un momento, alguna vez, la gran suerte que tienen nuestros sacerdotes de poder experimentar, cada día de su vida ministerial y sacerdotal, este misterio eucarístico, este maravilloso milagro eucarístico? Permitidme que recuerde ahora por un momento a un maravilloso sacerdote que partió para la Casa del Padre el pasado 20 de septiembre, D. Juan Navarrete Vela. Como curiosidad os diré para quien no tuvo la suerte de tratarlo, que es la única persona que yo conozco que recibió en su vida los siete sacramentos, incluido el del matrimonio, siendo sacerdote con tres hijos y cinco nietos, ya que al enviudar fue cuando recibió el Sacramento del Orden Sacerdotal. Fue él quien nos administró el Sacramento del Matrimonio a Miriam y a mí y lo que yo más destacaría es cuando consagraba el pan y el vino. Su cara se transformaba en una cara con el alma puesta en Dios y Dios en sus propias manos. Os aseguro que ahora mismo lo estoy viendo, con su sonrisa picarona, y con el orgullo de haber dedicado cada una de sus misas a su esposa, como él mismo nos decía siempre.

Pero también quiero expresar, aquí y ahora, mi más profundo y enorme pesar por esos momentos en los que alguna vez algún sacerdote no ha sido capaz de sentir ese momento. En mi desconocimiento tal vez me esté metiendo en terreno que no es de mi competencia, seguramente, y puedo entender que es harto difícil ponerse cada día en la situación de repetir, alguna vez hasta dos y tres veces, la misma cantinela, pero ¡no puede ser que la rutina de la misa diaria desmerezca el mayor de los milagros eucarísticos!

Oh, bendito ministro de Dios mismo
Que en tus manos mismas llevas al
Cristo Vivo en cuerpo y sangre.

Hazme ver la luz interior,
El sol que amanece y
La luna que adormece
A ese Cristo Vivo
Que en la hostia, ahora consagrada
Está presente.

Oh, bendito sacerdote;
No desfallezcas, sé nuestra luz,
Así como el fuego transforma en sí
Todo lo que toca,
Así el Espíritu Santo transforma
En vida divina y eterna
Lo que se somete a su poder.

Ese eres tú, bendito sacerdote,
Alma y vida de la parroquia,
Amigo incansable en el camino,
Con aliento reconfortador,
Eucaristía del peregrino
Consuelo y perdón para este pobre pecador.

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Domingo de Ramos

Creo con toda mi alma, mi conciencia y mi poco entendimiento que no podemos llegar a pensar, ni a imaginar, ni tan solo acercarnos por un momento a poder sentir la Santa Paz que Nuestro Señor Jesucristo pudo sentir al transmitirnos y al darnos todo cuanto instituyó en la Eucaristía de la Última Cena.

Dice un versículo del Evangelio según San Juan: “(…) pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser Hijos de Dios, (…)” Y así se nos presenta Nuestro Padre Jesús de la Paz, como el Hijo de Dios que nos da el poder de ser Hijos de Dios.

Hijos de Dios. ¿Se puede ser más que esto?

Yo soy Hijo de Dios. Esto es así, no lo he inventado yo; desde que nos bautizamos somos de pleno derecho Hijos De Dios. ¡Toma ya!

Así es y así debería de ser. ¡Nos falta el orgullo de poder decir y proclamar a los cuatro vientos que somos Hijos de Dios! Seguro que todos habéis visto ese vídeo viral de San Juan Pablo II en el que grita con toda su alma:

“No, no tengáis miedo.
Miradle su rostro y le veréis a Él; lejos de Él solo hay oscuridad y muerte.
Es Jesús Resucitado, vosotros decid Sí a Cristo, yo rezo para que reine en vuestros corazones.
Yo te pido que tu reines en nuestras vidas. Palabras de vida. Sí de Vida Eterna.”

Dos Sacramentos y Nuestro Padre Jesús de la Paz.

Dos Sacramentos instituidos en la Última Cena que nos llenan de Paz; ¡pero hay más! Esa Paz inmensa al recibir de manos del Sacerdote el Sacramento de la Penitencia.

Paz y Confesión. La Confesión es como el paso fronterizo entre el mal y el bien. Es, permítanme todos los sacerdotes presentes la comparación, como un lavadero de coches. Y claro, muchas veces me surge esta otra pregunta, aunque estoy seguro de que más de uno se la puede haber planteado también: ¿Por qué hay tanta cola para comulgar y tan poca, por no decir ninguna, para confesar? Porque, algo escuché una vez que decía que el alma es como una habitación; aunque la habitación esté limpia, si se queda cerrada por mucho tiempo, el polvo aparece y se acumula; así lo mismo pasa con nuestra alma, que, si no la limpiamos frecuentemente, hueeeele… y ese olor no es precisamente un olor agradable.

Si recibir a Cristo mismo en la Sagrada Comunión es el fin último de la Eucaristía y nos llena por completo de gracia, ¡cuánto más nos hará si antes hemos recibido el Sacramento del perdón de Dios a través de la Confesión!

Dame, Señor la Paz en la Confesión
Porque soy pecador;

Déjame seguirte por el barrio de San Juan.
Año tras año, por doce años ya.

Ya se ve la algarabía
Y se escucha el ajetreo
De los padres con los niños
¡benditos niños hebreos!

Y al sonar el aldabón
Y la llamá del capataz
¡preparaos! ¡a esta es!
Que ya está aquí Jesús de la Paz

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Capítulo III: El Sacramento del matrimonio

Miércoles Santo

Si hay un barrio que presente variedad, no solo en lo cofrade sino en cualquier aspecto que queramos expresar, no podéis negarme que ese barrio es San Juan. ¡Es más! Me tengo que centrar en él, en mi Templo de la Virgen de la Piedad, centro neurálgico y nostálgico cada mes de septiembre; epicentro de cada Miércoles Santo; Sepulcro de Cristo Yacente cada Viernes Santo; lugar de recogimiento para el luto durante la víspera de nuestro gran día como cristianos porque el domingo será el día en que gritaremos: ¡Jesucristo ha Resucitado! ¡En verdad! ¡Ha Resucitado!

Y sí, si antes me he atrevido a hablar de algo tan sagrado como del Sacramento de la Eucaristía, del Sacramento del Orden Sacerdotal y del Sacramento de la Penitencia, permitidme que, al hablar del Miércoles Santo, lo haga a través del Sacramento del Matrimonio, para mí, el Sacramento más bonito que hay.

Dice el Papa Francisco en su encíclica Amoris Laetitia:

“La Iglesia es un bien para la familia, la familia es un bien para la Iglesia. Custodiar este Don Sacramental del Señor corresponde no solo a la familia individualmente sino a toda la comunidad cristiana.”

¡Y qué casualidad que en el Convento de la Merced lo custodien ahora las Religiosas de la Sagrada Familia!

¡Todo es Gracia! ¡Todo es María!

Pero es que, para mí, ver a la Cofradía de la Misericordia, Soledad y Resucitado es como ver a una familia; será porque el destino haya querido que sean los titulares a los que más veces les hemos cantado, o porque mis continuas visitas al templo mercedario para hablarle y rezarle a mi Piedaica me hagan verlos así de familiares; ¡ojo! No quiero decir que las demás cofradías y hermandades no tengan también esa familiaridad entre sus hermanos; ya lo dicen el refrán: los amigos son la familia que uno elige.

Pues eso. Pero volviendo a la familia y al matrimonio, seguro que más de uno de los presentes está esperando la explicación al respecto. Vaya pues (…).

El matrimonio es cosa de dos, ¿verdad? Es una pregunta que os lanzo; ¿creéis que el matrimonio es una cosa de dos? (…) ¿Solamente? (…) ¡No! Y aprovecho aquí para deciros a todos los matrimonios que busquéis y hagáis todo lo posible por hacer el Retiro Espiritual del Proyecto Amor Conyugal.

Como quería deciros, el matrimonio no es una cosa solamente de dos; es más bien una cosa de tres, porque entre el marido y la esposa, entre el esposo y la mujer, entre el varón y la hembra, está Dios mismo; pues lo mismo pasa con el matrimonio cofrade, entendiéndose matrimonio cofrade al que está formado por los costaleros, la música y el paso o trono. Para mí, los costaleros representan lo humano, la humanidad entera que con el acompañamiento musical que nunca debe faltar llevan el compás de la vida, todos al unísono, con la misma sintonía, el mismo son y la voz única que les guía del capataz, la misma velocidad, sin desmarcarse uno más que otro. Esa música es la mismísima unión entre lo humano y lo divino, representada en este caso por el sacerdote espiritual, que es el único que puede ayudarnos en ese puente terrenal y divino; y el trono, ese cajón de madera que cae sobre los hombros de los hombres y mujeres, representa lo divino, a Dios mismo sobre nuestros hombros, recordándonos que no estamos aquí para dar un paseo, no, sino para aliviar el peso del que a nuestro lado camina.

Costaleros bastetanos,
Ser valientes en la fe,
Que la fuerza necesaria
Será Dios mismo quien la dé.

Nunca falte un capataz
Para daros un arreón
Que sus palabras de aliento
Salen de su corazón.

Y al llegar a una revirá,
Con ternura y sencillez,
Con dolor y con pasión,
Poco a poco y sin correr.

Que lo que lleváis sobre los hombros
Os recuerde su dolor
¡Es el mismo Hijo de Dios
y es la Madre del Señor!

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Lunes Santo

Juan, 18, 37.
“Entonces Pilato le dijo:
¿Luego tú eres Rey? Respondió Jesús: Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.”

Y es que solo desde la verdad podemos escuchar a Jesús. Conocer a Jesús es descubrir su testimonio. La lectura de la Biblia, la lectio divina, es camino para conocer y amar a Jesús y a nosotros.

Es cierto que en nuestra Semana Santa bastetana faltan muchas representaciones de la Pasión y que no solo aquí, sino en todos los lugares de esta nuestra Andalucía querida, el orden cronológico brilla por su ausencia, pero no importa; lo importante es lo que nos dice la Palabra de Dios, el Nuevo Testamento y lo que Él nos dejó.

¿Cuál fue el momento previo a esta imagen? Para mí, el momento previo a esta imagen no fue ni la traición de Judas, ni el intento de juicio de Caifás, no; dice Lucas 22, versículo 45-46: “¿Por qué dormís? Levantaos y orad para no caer en tentación”.

Y digo yo, si los mismísimos discípulos de Jesús, los que compartieron con Él en la mesa la cena pascual, los que vieron con sus propios ojos los milagros del Hijo de Dios, no fueron capaces de estar una hora velando con Él y por Él (…) ¿Qué será de nosotros, Dios mío?

Por eso no puede ser mejor el nombre que lleva esta imagen: Rescate, Padrenuestro, Jesús del Rescate.

Por supuesto que aquí tenemos otro magnífico ejemplo de matrimonio cofrade; por un lado, las costaleras del Señor de Santiago que con el mismo corazón lo cargan sobre sus hombros cada Lunes Santo. Y por el otro lado, los costaleros que cada Viernes Santo sufren como suyo propio el dolor de la madre de Dios en Estación de Penitencia con la Reina Santiaguera. Ellas para Él y ellos para ella. ¿Casualidad? Para mí, no, para mí es un matrimonio fraternal, cofrade e indivisible.

Señor mío y Dios mío;
Jesús mío y Padre mío;
En tu Rescate me busco
Y en tu Perdón me encuentro.

Y en la noche bastetana,
Por las calles oscuras y frías,
Cuando recojas mi plegaria,
Llévasela a tu madre, María.

Ella, que nunca nos falla,
Ella, que siempre confió
Y que nunca, nunca desfalleció,
Porque a ti y a mí, ella siempre nos ama.

No sé qué viste en mí (Hakuna)

Ahí estás tú
Esperando la sentencia en silencio
Se alza un grito entre la gente
Que prefiere a un criminal antes que a ti.

Y allí estás tú
Tan llagado que cuesta reconocerte
Entre burlas e insultos, sin amor, sin amigos,
Hemos huido todos de la Cruz.

Pues yo también he sido uno de ellos,
He preferido cualquier cosa antes que, a ti,
Te he dado la espalda un sinfín de veces
No he dejado que te muevas en mí.

Y aun así dices que me amas,
No sé qué viste en mí.

¿Qué viste en mí?
Sabes que yo no merezco tanto
Pero yo necesito tu amor infinito
Por favor, no me dejes sin ti.

Ayúdame a que valga la pena
Me he dado cuenta de que no puedo estar sin ti,
Que valga la pena, que viva tu condena,
Junto a María de rodillas ante ti.

Perdóname,
Ahora aquí me tienes,
Derramado a tus pies.

Sé que cometí el error
De anteponer a tus caminos la razón.
Sé que volveré a caer,
Más de mil veces fallaré a tu perdón.

Y aun así dices que me amas,
No sé qué viste en mí.-oOo-

Capítulo IV: Iglesia y parroquia, la casa del cristiano cofrade

“Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre” (San Cipriano, Obispo de Cartago).

Nadie puede tener a Dios por Padre es una frase abierta que se entiende perfectamente, no hace falta desmenuzarla, ni analizarla; Dios y Padre son dos nombres, dos sustantivos que cualquier cristiano hemos oído y relacionado siempre como inseparables. Pero, (…), eso de “si no tiene a la Iglesia por Madre” (…) ¡Ayh! ¡pero bueno! ¡Si yo siempre he escuchado que madre no hay más que una! ¡Ayh, hermanos! A ver, a ver, a ver si no me meto en un berenjenal.

“La Iglesia transmite a cada creyente la fe común y la articula en cada uno de ellos a modo personal y comunitario, en cuanto espacio de encuentro con el Dios revelado por Jesucristo. Eso significa que la Iglesia es Sacramento, es decir, signo e instrumento de Comunión con Dios y los hombres.” (def.).

Sinceramente, esta preciosa y a la vez creo que muy precisa definición de lo que es la Iglesia la encontré de casualidad en internet. Gracias a Dios, internet tiene también sus cosas buenas y maravillosas, tan solo hay que buscarlas.

Bien, teniendo en cuenta esto, sabemos todos la diferencia entre Iglesia, Parroquia y Sede Canónica, ¿verdad?

Tranquilos, no voy a dejar que la deformación profesional saque ahora al maestro que hay dentro de mí, pero sí quería dejar constancia en éste, mi Pregón, unas palabras a ellas, nuestras Parroquias, nuestras Sedes Canónicas donde nuestros titulares pueden ser admirados y venerados, donde podemos rezarles y pedirles tanto consuelo como necesitamos en cada uno de los baches que cada cual lleva con su Cruz; esas iglesias que nos acompañan día tras día, con sus párrocos y ayudantes, con sus fieles feligreses de diario o de semana pero que nunca fallan.

¿Esos son más que los otros que solo van cuando pueden? Nooo…

¿Son más que los que no van nunca pero luego son los pies del Señor y de la Virgen? Nooo, no son más. Ni los otros son menos; no juzguéis y no seréis juzgados. Cada cual en su lugar y por suerte, ¿sabéis una cosa?

¡¡¡Todos Somos Hijos de Dios!!!

Estoy completamente seguro de que hay muchos de esos costaleros y costaleras que, como yo, se formaron en una familia cristiana, y tras un poco o mucho largo tiempo, estuvieron separados de la Iglesia, como yo; de esa comunidad que siempre ha estado ahí, tan solo había que buscarla; y que tras ser los pies del Señor y de la Virgen, como yo, ellos y solo ellos, Cristo y María, lo cogieron de la mano, la levantaron del suelo, para volver a traerlo a su regazo, al regazo de la Santa y Madre Iglesia.

Tal vez ahora podamos entender un poco más las palabras del Obispo San Cipriano:

“Nadie, ¡nadie! Puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre.”

Tú eres Pedro y sobre ti edificaré mi Iglesia.
Piedra eterna, piedra viva,
Que sobre los hombros frágiles del hombre
Perdurará por los siglos de los siglos.

Alzad la mirada todos,
No dejéis de hacerlo,
Pues se nos muestra un cielo abierto
En cada uno de nuestros templos.

Son estrellas del camino
En el techo artesonado
Son vereda y son camino
De la Iglesia de Santiago.

Cuanto ha visto y verá
De la vida bastetana
Nuestra Iglesia, la Mayor,
Con orgullo, Colegiata.

No me olvido de las Cuevas
Donde oculta siempre está
Santo Ángel, Santo nombre,
También algún día procesionará.

¡Ayh! Mi barrio de San Juan
Cava Alta y los Moriscos
Que de charlas y tertulias
Después de un buen ensayico.

De mi barrio bastetano
Las palabras están de sobra
Pues cada seis de septiembre
Solo suena Cascamorras.

Pero estamos en primavera
¡Ayh! ¡Dios mío, ten Piedad!
Que quiere salir la burra
Y el Señor, Jesús de la Paz.

Esperanza de mi esposa
Madre mía del Amor
Vas derramando tu gracia
Bambalinas de pasión.

Un amor llena las calles
De ternura costalera
Que en San Juan arranca oles
Mientras un Padrenuestro se reza.

 ¿Y los pies ya desgastados
de promesas y peticiones?
¡No me dejes, padre mío!
¡Misericordia, no me abandones! 

Si es de hebrea o vas de luto
Me da igual, tú me acompañas
Y aunque sea tu nombre Soledad
A tus hijos nunca fallas. 

Yo no sé qué es lo que tienes
Si es tu andar o tu mirada
Solo sé que quiero verte
Nazareno, por la Cava.

Sola queda allí tu madre
Aunque solo sea unas horas
Pero el dolor de una madre
Yo también lo siento ahora.

Santa María, Madre de Jesús
Que con los brazos abiertos
Esperas a los pies de la Cruz 

A tu hijo, Cristo Yacente
Que hace un momento exhaló.

“Pater, in manus tuas comendo spiritum meum.”

Suenan marchas para un palio
Que el corazón me robó
Pues Dolores y Piedaica
De la mano van al son.

En Santiago nos rescata
Jesucristo maniatado
Que con tó el arte del mundo
Su cuadrilla va llevando. 

Y ya el viernes lo veremos
Descendiendo en un sudario
Con la calma tensa y callada
Por su barrio de Santiago. 

Pero en la noche del jueves
En penumbra y con dolor
La leyenda de los Méndez
Recordaremos con ardor. 

Y en Silencio escucharás
Como se le para el corazón.
Tras la madre dolorosa
Toda Baza es devoción. 

Pero ¡qué suerte la nuestra
de saber qué pasará
Cuando Cristo resucite
En la Vigilia Pascual.

Amanece ya el domingo
¡qué ganitas tienen ya!
Futuro de nuestras costumbres
Y garantía de calidad. 

Estos versos dedicados
Descuadrados al escribir
Son el fruto de una noche
En que no pude dormir. 

Noche fría y bastetana
bajo la luz de un velón
en papel y bajo pluma
con cariño y devoción. 

Si empecé con las Iglesias
Pues también se lo merecen
Nuestros templos y parroquias
Homenaje como este. 

No me pude contener
Y nombré a los titulares
Uno a uno a todos ellos
Este ha sido mi homenaje.

-oOo-

Capítulo V: El Triduo Pascual

Otro evangelista que repite el siguiente pasaje es San Marcos, cuando nos dice en el capítulo 14, 37: “Vuelve, y, al encontrarlos dormidos, dice a Pedro: Simón, ¿duermes?, ¿no has podido velar una hora? Velas y orad, para no caer en tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es débil”.

Pues eso he hecho yo como parte de mi preparación para este día; una hora ante cada uno de vuestros titulares durante esta Cuaresma. Para mí ha sido como una especie de Retiro Espiritual Cofrade. Os puedo asegurar que ha sido la mejor parte de preparar este Pregón. Una hora delante de cada uno de vuestros titulares ha sido y es como un cursillo intensivo de todo lo que podéis vivir en vuestras respectivas Estaciones de Penitencia que, por cierto, aquí en Baza cuando dice de caer el frío bastetano en las noches cofrades, ¡eso sí es penitencia!

Iván Barragán Moya, María José Torres Collados, David Olmedo Román, Manuel Gea Ortega, Nuria Cano Valero, José Luis Álvarez Domene, Emilio Fernández Valenzuela y María Isabel Martínez Pardo.

Qué suerte tenéis de ser los Hermanos Mayores de vuestra Cofradía. Encomendaros a ellos cada día, que seguro ya lo hacéis y está de más que yo os lo recuerde, pero, sobre todo, rogadles a vuestros titulares la paz en vuestro corazón y la calma en vuestra alma, porque como Hermanos Mayores…

Donde haya odio deberéis sembrad amor;
Donde haya ofensa, poned perdón;
Donde haya discordia, buscad la unión;
Donde haya error, imponed la verdad;
Donde haya duda, plantad la fe;
Donde haya desesperación, sembrad esperanza;
Donde haya tinieblas, encended una luz;
Y donde haya tristeza, que se manifieste la alegría. 

Un rosario; siempre empezaba con el rezo del Santo Rosario, daba igual, porque cuando estaba delante de Jesús, Él rezaba conmigo y se lo dedicábamos a su madre.

Creo que muchos no saben, desgraciadamente, el poder que tiene el rezo del Santo Rosario. Miriam y yo lo vivimos y experimentamos en primera persona hace dos años y medio a 7.500 kilómetros de aquí. Solo puedo deciros que tras dos noches horribles con un dolor inmenso en el alma y de no saber y con la impotencia de no poder hacer nada, a una pequeña criatura de Dios se le fueron todos los males y desde entonces no ha vuelto a tener una mala noche. Para nosotros, el poder del Santo Rosario siempre está presente. Y si además le sumas que es

Unidad con nuestra madre,
Arma contra el maligno,
Te aporta virtudes,
Te llena de humildad,
Concede indulgencias,
Es la oración perfecta,
Sirve de conversión de los herejes,
Sana el corazón,
Te ayuda a aceptar la voluntad divina
Y es un regalo de rosas a la Virgen María.

¿Qué más se puede pedir y ofrecer?

Después, la lectura del Evangelio del día, que en época de cuaresma siempre viene bien para ir tomando conciencia de lo que una vez más está por venir.

Y, por último, cerraba los ojos y os veía a vosotros, cofrades y hermanos de cada una de las Hermandades y Cofradías, con los ensayos, preparativos, nervios, organizando las filas en vuestro gran día; o al menos eso es lo que he rogado con la siguiente oración:

Santísimo Señor Mío Jesucristo,
Amantísima Virgen María,
Hoy estoy aquí ante ti para pedirte,
No por mí ni por los míos,
Sino por todos y cada uno de los miembros
De tu Hermandad.
Costaleros y acólitos,
Ciriales y Consiliario,
Junta de Gobierno y Nazarenos,
Mantillas y Bandas de Música,
Cruz de guía, guiones y estandartes. 

Dales, Señor, una buena estación de penitencia;
Dales, Madre, la fuerza para soportar
El dolor que tu hijo por nosotros soportó. 

Amén. 

-oOo-

Jueves Santo

Y así, llega un gran día, uno de los tres que relumbran más que el sol y que da comienzo nada más y nada menos que al Triduo Pascual.

¿Me lo parece (…) o es imaginación mía que hasta el aire de este jueves huele de forma distinta?

La templanza es una de las características que suele acompañar las mañanas del Jueves Santo; sol calentito, pero sin molestar a los ojos, se siente en la cara cuando desde Rabalía atravieso la Carrera Palacio en dirección a San Juan. Hoy no es un día cualquiera, hoy es Jueves Santo; hoy es Jueves de Pasión; hoy es Jueves del Señor.

Y es que lo que se ve y se oye por la Cava Alta hasta bajar a la Plaza Mayor para cumplir con Tribuna Oficial es un trío Cofrade espectacular. Nazareno, Amor y Esperanza.

Sin duda, tres palabras que acompañaron a Jesús desde su nacimiento. Jesús el Nazareno, lógico, por su procedencia; Amor, que en hebreo significa “hacer el bien”, ¿hace falta explicarlo?; Esperanza, la esperanza de su madre y la de todos los que lo acompañaron hasta el último momento, el momento de su muerte, que llegará poco después cuando el Santísimo Cristo de los Méndez, imponente en la noche bastetana, cruce el umbral de su Iglesia Mayor. Dentro de nueve noches llegará la luna llena para iluminar nuestra Semana Santa, en esta ocasión, desde el lunes santo será ella la que guíe e ilumine las calles oscuras de nuestra ciudad y de nuestros corazones. Pero (…)

¿Hay noche más flamenca que ésta en Baza? Dejadme que tome aire, dejadme que respire un momento y que recuerde lo de hace diez años: una promesa, quince saetas, una a cada titular de nuestra Semana Santa. Y en noches como esta hasta cuatro casi seguidas. Pero hoy no, hoy no quiero saetas; la saeta es puro sentimiento y a la vez recogimiento del saetero frente al Señor o frente a su madre; la saeta es una petición, es una súplica, es la esencia del cante a pelo, en la calle, una melodía al viento que se rebulle por los callejones o que resopla con toda la fuerza de una sola alma en una plaza. Pero esta noche no, esta noche no sonará una saeta, lo que sí quiero es cantar con el mejor saetero que tiene Baza a la noche más flamenca bastetana.

Noche flamenca

Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Sol

Al Nazareno, Amor y Méndez, Victoria y Esperanza de Baza

Y en la Cava se escucha una voz
Tos callaos que a hablar el capataz
Vámonos, preparaos, a esta es
Ya en la calle está, es nuestro Señor.
Nazareno y Victoria serán
Jueves del Señor, Jueves de Pasión. 

Suenan ya cornetas y tambores
Que el Amor llena los corazones
Y su madre Esperanza será
La que alivie del tó mi pesar
Ya en la calle está, es nuestro Señor
Jueves de Pasión, Esperanza y Amor. 

Ahí está, alumbrando al Señor
La luna, sembrando su dolor
Leyenda, la del madero, la de los Méndez. 

¿Dónde vais? Por el madero
¿Qué traéis? Un Nazareno
En la Cruz, crucificado está por mis pecados. 

Es Jueves del Señor, Jueves de Pasión, es muerte y dolor.

Ya to-doa-ca-bó / el úl-ti-mo ex – haló

El último suspiro exhaló

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Viernes Santo por la mañana

Silencio.
Silencio absoluto.
Silencio sepulcral.

De niño siempre me preguntaba por qué en este día prevalecía durante las primeras horas de la mañana ese silencio tan particular con el que amanece el Viernes Santo.

Silencio.

Un silencio que siempre se rompe de la misma forma; a lo lejos, muy a lo lejos, se intuye la marcha ordinaria de unos tambores con sus cornetas despertando al barrio de Santiago. Y de pronto, (…) Silencio de nuevo (…) Pero esta vez, ese silencio es roto por el sonido inconfundible del aldabón que abre la puerta por la que ya asoma, presentándose, la Cruz, la que guiará a la Cofradía Santiaguera durante esta mañana de Viernes Santo por las calles de su barrio y por Baza.

Pero no olvidemos lo obvio, lo que está ahí, lo que tenemos delante y lo que llevamos sobre los hombros: un hombre con muerte de Cruz.

El Hijo de Dios, muerto y en descendimiento.

Un descendimiento lento, pausado, como si José de Arimatea y Nicodemo no se terminaran de creer lo que ellos mismos están haciendo; están desclavando de la Cruz al Hijo de Dios, inerte; su madre, María, lo espera como la que ella es, ha sido y siempre será, Mater Dei (…) deseosa de aferrarse a la mano de su Hijo; lo acompaña San Juan, María Magdalena y las Santas Mujeres. ¿Dónde están los que no pudieron estar ni una hora velando con él? (…).

“Cuando se le quitaron los clavos de los pies, José de Arimatea le descendió; todos rodearon el cuerpo del Señor y lo pusieron en tierra. José era feliz porque había sido merecedor de tener el cuerpo de Cristo en sus brazos”.

Os recuerdo las palabras del principio que marcan el texto de San Francisco de Asís:

Amor, Perdón, Unión, Verdad, Fe, Esperanza, Luz y Alegría

Pero las que de verdad siempre se hacen notar, por desgracia, son las otras, sus antónimas, las que con cada una de ellas atravesamos el corazón de María con un puñal cada vez que las incluimos en nuestra vida:

Odio, Ofensa, Discordia, Error, Duda, Desesperación, Tinieblas y Tristeza

¿Y qué nos encontramos al final de nuestro camino de odio, error y tinieblas? A ella, a María.

¿Quién es la que nos espera tras las tinieblas de la ofensa, de la discordia y la desesperación? Ella, María.

¿A quién abrazaremos cuando nos asalte la duda y la tristeza? A ella, a María.

Tienes cara sevillana
Pero vives en San Juan
Eres tú nuestra Esperanza
Madre de Amor y de Paz. 

No llegaste a soportar
De la cruz todo su peso
Pero tu nombre le dio
La Victoria al Nazareno. 

Eres, madre, Soledad
Que camina con anhelo
Siempre pidiendo el milagro
Como quien pide consuelo. 

No me llores, madre mía
No me llores, Santa Cruz,
Que en tus ojos quiero verlo
Déjame encontrar su luz. 

Solo tú tienes dos nombres
En el Viernes de Pasión
Por Silencio te conocen
Y Dolores tu razón. 

Y en Santiago está la madre
Que corona a nuestra Tierra
¡la virgen de los Dolores
que es la Reina Santiaguera!

Y como de cosas de madres yo no puedo hablar, dejarnos que lo hagamos como mejor sabemos hacerlo Miriam y yo.

Tantas cosas hay en la vida que por mucho que pongamos empeño no seriamos capaces jamás de llegar a asimilar, o sentir, tal y como pudo ella, María, de sentirlo; Ella parió al Hijo de Dios; Ella crio al Hijo de Dios; Ella alimentó al Hijo de Dios; Pero ella también vivió el dolor que sintió el Hijo de Dios; Sufrió el castigo que infligieron al Hijo de Dios; Ella vio como su hijo, el Hijo de Dios vivo, exhalaba su último aliento en la Cruz.

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Diario de María

Athenas

Te miro a los ojos y entre tanto llanto
Parece mentira que te hayan clavado
Que seas el pequeño al que he acunado
Y que se dormía tan pronto en mis brazos
El que se reía al mirar el cielo
Y cuando rezaba se ponía serio.

Sobre este madero veo a aquel pequeño
Que entre los doctores hablaba en el templo
Que cuando pregunté respondió con calma
Que de los asuntos de Dios se encargaba
Ese mismo niño, el que está en la cruz
El rey de los hombres se llama Jesús

Ese mismo hombre ya no era un niño
Cuando en esa boda le pedí más vino
Que dio de comer a un millar de gente
Y a pobres y enfermos los miró de frente
Río con aquellos a quienes más quiso
Y lloró en silencio al morir su amigo

Ya cae la tarde, se nublan los cielos
Pronto volverás a tu Padre Eterno
Duérmete pequeño, duérmete mi niño
Que yo te he entregado todo mi cariño
Como en Nazaret aquella mañana
He aquí tu sierva, he aquí tu esclava

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Viernes Santo por la noche

Como un sueño horrible que se repite noche tras noche; como una maldición eterna; así será año tras año, y una vez más, no se puede remediar; “e inclinando la cabeza, entregó su Espíritu”.

Cristo Jesús, el verdadero Hijo de Dios, el Hijo Amado del Padre, ha entregado una vez más su cuerpo y su alma por el bien de nuestras almas y perdón para nuestros pecados. Así lo recordamos cada año con la celebración del Triduo Pascual. Tres días para recordar la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor, Jesús de Nazareth. Recordamos los misterios de nuestra Salvación, ¡sí!, pero ¡qué doloroso es este momento cada año!

Si el Jueves Santo es Jueves de Pasión y es Jueves del Señor, el Viernes Santo es Viernes de Dolor, Viernes de Muerte, Sufrimiento y Desesperación. El luto inunda la Plaza de la Merced, y una vez más, el silencio es la banda sonora de esta aciaga tarde noche bastetana. Cristo Yacente, en su Sepulcro dorado, por las calles de Baza. Cinco cruces hay en su escudo como cinco son las llagas que le marcaron en la Cruz. Una Cruz ahora desnuda, dormida, vacía, como el corazón de su madre, María.

Y más silencio le acompaña, porque cuando Él pasa inerte ante mí, nada oigo, nada me inspira, solo rezo porque llegue pronto el día en que vuelva a ver su mirada.

Un silencio que se contagia, pues las calles del centro también quieren Silencio cuando la Virgen de los Dolores pasa. El sonido del ronco tambor es lo único que quiebra esta tensa calma; ¿lo único? No; una voz, firme, segura, sabiendo lo que hace y porqué lo hace, se escucha en la noche más triste del año; un martillo golpea el cajón de madera que en su interior lleva una treintena de corazones valientes que desafían a la muerte que se ha llevado a Nuestro Señor, y que sobre su costal llevan a la Madre más triste de Baza. Ná más que hay que ver el cortejo piadoso que tras ella marcha y acompaña, con lentitud. ¿Para qué correr, si ya todo está cumplido? ¿Hay acto más piadoso a la vez que bonito y natural que acompañar en el duelo a una madre que camina perdida y que en busca de su hijo va?

 

Vaya desde aquí mi acompañamiento en el dolor a cuantas madres han tenido que decir adiós a un hijo o una hija en este último año; una sola madre que tenga que despedir a un hijo que se ha ido ya son demasiadas madres y nunca tendría que ser así. No puedo imaginar lo que puede llegar a sentirse. Mi oración está con todas las familias que en este último año hayan sufrido la pérdida de un ser querido.

Cuando un Silencio Sepulcral
Nos inunda el corazón
¡no te aflija(s), amigo mío!
y rézale a nuestro Señor! 

Que Él es vida y Salvación
De las almas pecadoras
Y aunque ahora lo veas Yacente
Pronto, muy pronto será la hora. 

Porque cerca ella está,
La que nunca abandonó
La que nunca se olvidó
De su hijo, Nuestro Señor. 

Eres Madre Dolorosa
La de la calle Dolores
Eres Virgen Primorosa
Por favor, no me abandones. 

Que tu hijo no está muerto
Y lo estamos esperando
¡que pasen esos tres días!
¡y salga ya el Señor Resucitado!

Sábado Santo

El silencio y la penumbra dan paso al luto, que, en el templo de mi Madre de la Piedad, al alcance de todos está, en completa Soledad, la Madre del Hijo de Dios, esperando, como todos, la Resurrección.

Es un día triste, como todo lo que rodea a la muerte, pero una vez más nosotros, los cristianos tenemos la suerte de que esta noche de sábado celebremos la Vigilia Pascual y lo que ello conlleva, que es recibir la gran noticia de que ¡Jesucristo ha resucitado! ¡en verdad, ha resucitado!

Fuego, Agua, Palabra Y Eucaristía

Estos son los cuatro pilares de la noche más importante para nosotros:

El fuego, como representación de la luz que el Espíritu Santo derrama sobre nosotros, y en verdad os digo, que cuando le pedimos al Espíritu Santo que nos ilumine, lo hace;

El agua, como recordatorio de nuestro bautismo y, por consiguiente, nuestra limpieza de los pecados y la renovación de nuestro carnet de Hijos de Dios, no lo olvidemos;

La palabra, como fuente de nuestra creencia y de nuestra Fe en Cristo Vivo que nació, padeció, murió y resucitó por nosotros;

Y la eucaristía; como representación y recordatorio de toda nuestra Fe.

-oOo-

Viernes de Dolores

Yo soy maestro, ya lo sabéis, por eso cuando escuché por primera vez que el Viernes de Dolores procesionaba en el patio del colegio de la Presentación un Cristo llamado Jesús el Maestro junto a una Dolorosa, me emocioné; porque no me negaréis que no es emocionante que nuestra Semana Santa la abran y la cierren los niños y niñas, nuestros más jóvenes cofrades adolescentes que portan y procesionan por las calles bastetanas y que ya son germen y futuro presente de las Hermandades y Cofradías, ¡no puede ser más bonita nuestra Semana Santa! Ojalá que nunca pierdan esa pureza de corazón, su limpieza de alma, la inocencia de sus actos y la ilusión al procesionar. ¡Cuánto tenemos que aprender de ellos!

Solo he podido ver su Estación de Penitencia una vez, hace dos años, cuando aún disfrutaba de mi primer permiso de paternidad, ya que mi trabajo me impide disponer de esa mañana libre, pero lo que vi me enamoró; lo he dicho y lo vuelvo a repetir: ¡no puede ser más bonita nuestra Semana Santa con ese inicio tan espectacular! ¡Cuánto tenemos que aprender de ellos!

Eres tú, Jesús Maestro
El orgullo de los niños
Que te portan con respeto,
Con amor y con cariño. 

De tu barrio a Calle Monjas,
Y la rampa de la Mayor,
¡maravilla de mañana
luce en vuestro corazón! 

Virgencita, escúchame
Este ruego, por favor,
Que protejas a nuestros hijos
Del peligro y del dolor. 

Porque el Viernes de Dolores
Duele menos con amor,
Como el que muestran los niños
Del colegio de la Presentación. 

-oOo-

 

Domingo de Resurrección

¡Porque somos Hijos de Dios vivo! Y por eso, son nuestros niños los que mejor representan el Domingo de Resurrección.

El sol de un día radiante.

La alegría en sus caras rebosantes de ilusión; es impresionante como nos contagian su ilusión y su inocencia;

Las campanas al vuelo nos llaman, nos dan la buena nueva; ¡Jesucristo ha Resucitado! ¡En verdad, ha Resucitado! Esas mismas campanas que hace una semana anunciaban que Jesús de Nazareth entraba en Jerusalén a lomos de una borriquilla y que tras la noche oscura, ¡ha resucitado! Y no puede llevar mejores costaleros, ¡¡¡por favor!!!

¡Chiquillos p´allá y p´acá!
¡Caramelos y helados!
¡Portado con alegría!
¡Va Jesús Resucitado!

No son niños, ¡son almas puras las que llevan al mismísimo Cristo Resucitado! Por favor, como dijo mi buen amigo Juan Antonio en su Exaltación, yo también pido que la armonía y la paz reinen entre nosotros; no libremos una “guerra” en nuestra Semana Santa pues mala campaña sería la que nos alcanza, careciendo de todo sentido cristiano nuestra idiosincrasia.

¿Qué ejemplo le estaríamos dando a esos niños y niñas que con solo mirarnos ya están aprendiendo, tanto lo malo como lo bueno? No podemos contaminar nuestras Hermandades y Cofradías con rencores, odios o rencillas personales.

En este día de domingo solo me entran ganas de gritar:

¡Jesucristo ha resucitado!
¡Viva Jesús Resucitado! ¡Viva Cristo Rey!
¡Viva Jesús Resucitado! ¡Viva Cristo Rey!
¡Viva Jesús Resucitado!

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Capítulo VI: A la Virgen de la Piedad

Y cuando entréis de regreso a vuestra Iglesia, que también es la mía, allí os espera vuestra Madre, que también es la mía; la que en su capilla central, el tan bien llamado gran joyero que guarda a una Virgen que siendo tan pequeña es increíble lo que es capaz de mover cuando llega el mes de septiembre, nos espera a todos cada día del año y lo primero que hace es ofrecernos a su hijo, en brazos, pequeño e indefenso, como nuestros pequeños cada Viernes de Dolores y cada Domingo de Resurrección, pequeños e indefensos.

Tres medallas hay en mi casa, de momento solo tres; deseando estoy madre que llegue tu novena y que Ana Rocío sea nombrada como nuevo miembro de tu Hermandad, y que llegue el día quince y poder presentártela como hija nuestra, como Hija de Dios y de ti, madre de la Piedad.

Yo, uno de tus Cascamorras, cumplo con esta misión. Y tras la palmera de Jesús de la Paz, por entre el humo del incienso que acompaña al Señor del Rescate, con el vaivén del sudario de nuestra Madre de la Santa Cruz, por entre los hachones del Cristo de la Misericordia y tras el manto de la Soledad, con el racheo de las zapatillas de los costaleros del Cristo del Amor y entre las bambalinas de la Esperanza, con la luna que mira descarada al Cristo de los Méndez, por detrás del Descendimiento de Nuestro Señor y por entre la candelería de la Virgen de los Dolores, con el silencio roto del Cristo Yacente y el dolor silencioso que sale de la Mayor, y sobre todo, tras el bullicio propio de nuestros niños y niñas que acompañan a Jesús Resucitado, por entre todos esos recovecos y tras todas esas instantáneas, te veo a ti, madre mía de la Piedad. Te veo, te rezo y te espero cada septiembre y cada día ocho de cada mes en el Rosario de tus Horquilleros; en tu novena y en las Arrodeas, en la Alameda y en los Caños Dorados, en la Calle Ancha y Corredera, en las caras de la gente de tu pueblo y en las de mis paisanos accitanos que intentan llevarte para Guadix. Misión imposible, dicen por aquí (…) Siento deciros, queridos paisanos bastetanos, que hace mucho que la Virgen de la Piedad también nos pertenece, pues vive en cada corazón de cada uno de los muchos fieles accitanos que con todo el amor y cariño del mundo siente esta devoción.

Madre mía de la Piedad
Virgen bendita y primorosa
Ten piedad de mí
Y de todos tus Cascamorras. 

Que, aunque estemos en Cuaresma
Ya lo sabes, Madre mía
Siempre te tengo presente
Cada día de mi vida. 

Que llegando el día ocho
Nunca te falte una flor
Ni tampoco un horquillero
Portándote con honor. 

Dame aliento y dame fe
De esa que tú siempre das
Dame fuerzas para ser
De tu paso el capataz. 

Y que nunca, nunca me falte
la alegría y la voluntad
pa gritarte siempre fuerte
¡¡¡Viva la Virgen de la Piedad!!!

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Capítulo VII: Agradecimientos

Es de bien nacidos el ser agradecidos, reza el refrán, y yo tengo que agradecer a muchas personas muchas cosas, algunas relacionadas con este pregón y otras no, pero como soy yo el que tiene el micro, aprovecho la ocasión.

A mi madre, por parirme, que en la gloria se quedó
Por hacerme accitano, y por darme todo su amor.

A mis suegros, por quererme y tratarme como a un hijo.

A tantos y tantos bastetanos que en mi vida se cruzaron
Y que hoy están conmigo en este maravilloso acto.

Gracias D. Sergio por darme la oportunidad de reunir cada semana a ese pequeño grupo de voces graves con el que podremos acompañar los oficios de este Viernes Santo y gracias a ese pequeño gran grupo de voces que unen sus almas para hacer lo mejor que los seres humanos podemos hacer, que es rezar cantando.

Si digo Javier Rueda, creo que todos tenemos que quitarnos el sombrero ante su persona. Fijaros si Javier es bueno y justo que hasta en la Sagrada Biblia hay una definición de San José que bien podría ser la de Javi; el Salmo 1 ofrece la imagen clásica del justo, de modo que hasta podemos verlo como un retrato de la figura espiritual de San José. Según dicho salmo, justo es un hombre que vive en contacto vivo con la palabra de Dios, que su gozo es la ley del Señor. Se asemeja a un árbol plantado al borde de la acequia, que da fruto sin cesar. Y eso eres para mí amigo Javier, un cristiano que da sin recibir nada a cambio, que habla por su boca las grandezas del Señor y escucha la Palabra de Dios. Gracias por tu apoyo siempre.

Gracias a los buenos amigos y también pregoneros Juan Antonio Díaz y Ramón Rodríguez por su colaboración.

Gracias a Carmen Eva, a mi Maribelilla, y a Carmelo por dejarme sus imágenes en estos videos.

Gracias a mis Horquilleros de la Virgen de la Piedad y a las diferentes Juntas de Gobierno con las que he compartido momentos especiales.

Gracias a una familia entera que a nuestro lado siempre está, gracias Laura y Maribel, gracias Fini y gracias a mi flamenca favorita, Maribel. Y gracias al resto de esperanzados, gracias Pi, gracias Josefer, caminantes que con el camino del día a día hacéis vida conmigo también.

Gracias Fini, otra vez, gracias Tello, gracias Jose y gracias Marcelo, medios técnicos y humanos que dais vida a este teatro. Cuanto os debe la cultura de Baza, pido este aplauso para vosotros ahora mismo porque os lo merecéis.

Y a los madrinos de mi niña, que les puedo yo decir; gracias Carlos por ser tan buen maestro, por ser tan buen amigo de tus amigos, por estar siempre dispuesto a echar una mano; gracias madrina Laura, por dar tanto como dais, por ser tan buenos como sois, por ser tan buenos cristianos como sois y por querernos tanto como nos demostráis; bendiciones para vuestros tres soles.

Se me quedarán nombres en el tintero, pero a todos no se puede nombrar, porque no quiere esta gente que lleguemos tarde a cenar.

Permitidme que me ponga un poquito más serio ahora. Bueno, más que serio, un poco más sentimental. No se pensará mi niña que de ella me voy a olvidar. Lo que pasa es que antes era a ella sola a quien tenía que dedicarle siempre algunas palabras y ahora la cosa es bien distinta. Desde que llegó Pradeep y hace poco Ana Rocío, esta es la primera gran ocasión en la que, delante de un gran público, hago algo de tamañas proporciones, y mientras escribía estas palabras no paraba de darle vueltas a la cabeza, (…) ¿cómo lo hago? ¿cómo lo hago? (…) Una vez más, el espíritu santo me puso la canción más apropiada delante de mí para haceros este particular homenaje. A ti, Miriam, costalera de la primera cuadrilla de Nuestra Señora de la Esperanza y primera mujer capataz en Baza con la Santísima Virgen de la Caridad; a Pradeep, mi niño hebreo en el Domingo de Ramos junto a sus preciosos compañeros de colegio y acompañando al Señor de la Paz, a Ana Rocío, que con su sonrisa eterna me recibe cada mañana, cada día, cada instante y a ti, Miriam, por ser mi vida, tres vidas que me acompañan hoy por hoy y día tras día y por las cuales yo daría la mía propia; Por ser mi familia, por permitirme crecer a vuestro lado, por perdonarme los fallos y por darme vuestros abrazos, vuestros besos y vuestros te quiero, porque os amo, y  porque como dije antes con palabras del Papa Francisco:

“La Iglesia es un bien para la familia
y la familia es un bien para la Iglesia.”

-oOo-

Calma. Jesús Cabello

Algunas ventanas inquietas se abren despacio,
 presiento una calma tan grande que tiemblo por dentro.
La brisa de un mundo distinto llegó justo a tiempo.
Fue tan difícil… Fue tan difícil
la esperanza… La esperanza.
Fue tan difícil… Fue tan difícil
esperar… Esperar. 

¿Quién quiere sumar a su historia un rumbo desnudo,
rendido a un futuro dorado que colme el deseo?
¿Quién quiere asumir unos golpes que le hagan más fuerte?
Es tan difícil… Es tan difícil
ir a ciegas… Ir a ciegas.
Es tan difícil, es tan difícil
siempre. Siempre.

Recuerdo tormentas vencidas con una mirada,
y un mar imposible que se abre ante una promesa.
Conozco una voz tan preciosa que calma los miedos,
sanando heridas que me hacen dudar de mi suerte.
No cabe el Amor que he sentido en cuatro palabras
ni toda la vida que mana en un alma creyente. 

Y no es tan difícil. No es tan difícil,
todo pasa. Todo pasa.
No es tan difícil, no es tan difícil
nada. Nada

-oOo-

Capítulo VIII: La despedida

Ya llega, ya huele, ya suena, ya se siente, ya está aquí nuestro Domingo de Ramos, con nuestra gente, con mi compañero en la Cruz de Guía, con mi pareja de fila,, con mi vecina de manola, rosario en mano y esbelta figura bastetana, con mis amigos y hermanos portando los ciriales que anuncian que tras la esquina ya asoma el paso del Señor y de la Virgen, con mi compañero en la trabajadera, con los nervios mismos del año pasado pero la ilusión renovada de estar ahí, camino a San Juan, a Santiago, o subiendo la rampa de la Mayor, o corriendo hacia la Merced, con mi capirote en una mano y el corazón en la otra (…).

Ya está aquí nuestro Domingo de Ramos, con nuestra familia, con el abuelo que lleva de la mano a su nieto igual que hiciera hace cuarenta años con su hijo; con la abuela que dejó anoche preparada la mantilla para su nieta, que es ya una mujercita y quiere acompañar al Señor (…).

Ya está aquí un nuevo Domingo de Ramos, el de las palmas y ramos de olivo en procesión desde la Iglesia de los Dolores a la Mayor, desde San Juan a la Merced; ¡Hosanna, Hosanna Filio David! (…).

¡Que ya está aquí el Domingo de Ramos! Jornada de puertas abiertas para ver a nuestros titulares y lazos del color de la cofradía preparados para todos los que hoy nos visitan; ¡niño! ¡echa más incienso! ¡que se note que es Domingo de Ramos!

¡Hermanos! La Cuaresma está finiquitada; ha sido un tiempo de preparación maravilloso; yo lo he disfrutado como nunca en estos casi 18 años de mi bastetanía.

– Juan Antonio Díaz Sánchez, exaltador de nuestro Cartel Oficial 2024; con él empezó esta Semana Santa, y con él terminará (…).
– José Manuel Castillo Blesa, Pregonero para la Santa Cruz.
– Sergio López, Exaltador para el cartel de la Soledad.
– María José Cruz Jiménez, Pregonera para la Esperanza, el Amor y la Paz.
– Ramón Rodríguez Carpio, Pregonero para el Señor de los Méndez.
– Carmen García Cabrera, Exaltadora para el cartel del Cristo Yacente.
– Yolanda Urquiza, Pregonera para el Silencio.
– Antonio Vallejo, Pregonero para la Soledad, Misericordia y Resucitado.

¡Que ponerse aquí delante nada fácil es! Bien lo saben los que me precedieron. Pero Dios y el Espíritu Santo está con nosotros; porque algo especial os digo; cuando miréis esa Cruz, repetid: “la esencia de lo cristiano es Jesucristo mismo”.

¡La esencia de lo cristiano es Jesucristo mismo!

Y recordad: en la Cruz está la vida y el consuelo.

(Suenan 3 golpes fuertes llamando al portón de la Esperanza)

¡Que se abra ya esa bendita puerta! La de la Esperanza, el Amor y la Paz, y que empiece nuestra Semana más Santa.

¡No todo está dicho! ¡No! Ahora empiezan a hablar los corazones cofrades, las almas de Dios costaleras que racheando las zapatillas sienten el dolor de la pasión del Señor y la desesperación de su madre.

¡Que hablen las mantillas al vuelo de la brisa bastetana, que, aun helando el alma, arde en el corazón de toda mujer cofrade!

¡Que clamen los capirotes al cielo bastetano, pidiendo clemencia al Padre Eterno por tener una buena estación de penitencia!

¡Y que crujan tambores y cornetas por los callejones y plazas de Baza! Porque sin música, (…)

¿Qué sería de la Semana Santa sin su música?

¿Qué sería de nosotros sin música?

¿Qué sería de mí?

¡Cofrades de Baza!
¡Hermanos todos!
¡Hijos de Dios!

Perdonad mis osadías
y mis faltas, por favor
Que tan sólo he pretendido
Alentar vuestro corazón. 

Esta voz que hoy os habla
Pregonando ya llega al final
Mas no me tengáis en cuenta
Unos cuantos versos más. 

El sentimiento más cofrade
Que ha sentido este accitano
No ha sido la lectura
De un pregón casi acabado. 

Si no el estar entre vosotros
Con mi corazón en una mano
Y en la otra el sentimiento
De sentirme bastetano.

He dicho

 

Este Pregón para la Semana Santa de Baza del Año de Nuestro Señor MMXXIV se terminó de escribir el sábado veintisiete de enero del mismo año, habiendo tenido varias veces correcciones que se dan por finalizadas en el día 29 de febrero, jueves eucarístico en el año de gracia anteriormente nombrado.

En Baza, en compañía de mis hijos Alejandro Pradeep y Ana Rocío, y de mi esposa, María Miriam.

Alejandro José Baena y Regalado
Maestro de música