6/25. 1975-2025

Por Diego Hurtado Gallardo.
Baza mayo 2025.

En septiembre de 1975 se produjeron las últimas ejecuciones del franquismo. En fechas anteriores, se habían celebrado tres consejos de guerra sumarísimos. De entre sus sentencias, destacar que once de los acusados fueron condenados a pena de muerte, a seis de ellos se les conmutó la pena máxima por prisión, manteniendo la pena de muerte para cinco acusados.

Las sentencias fueron ejecutadas, en el mes mencionado anteriormente, en Hoyo de Manzanares, Barcelona y Burgos. De los cinco ejecutados, tres eran miembros del FRAP y dos de ETA, político-militar.

Durante los juicios y antes y después de las ejecuciones, la sociedad civil y las instituciones se movilizaron, no solo la nacional, también la internacional. Las protestas y manifestaciones fueron intensas y extensas. Hay que recordar que en aquellos días España, estaba bajo el Estado de Excepción y que el enjuiciamiento de algunos delitos estaba sometido a la jurisdicción militar. Ya durante los juicios, las irregularidades cometidas fueron denunciadas por abogados de otros países  que habían acudido como observadores internacionales. Posterior a las sentencias y las ejecuciones, España y el mundo mostraron su  rechazo a las irregularidades y crueldad mostradas por el franquismo, ya en su declive y falto de legitimidad democrática y conexión con las aspiraciones de la sociedad española de 1975.

La Santa Sede, la C.E.E y la ONU exigieron el indulto, numerosos abogados catalanes realizaron protestas en el Colegio de Abogados de Barcelona, la OTAN, instó a los países miembros a no favorecer la entrada de España en su organismo, Luís Echeverria presidente de México pidió la expulsión de España de la ONU, doce países occidentales retiraron sus embajadores de Madrid, el primer ministro sueco  Olof Palme salió por las  calles de Estocolmo con un hucha postulando a favor de los familiares de los condenados, obispos como Tarancón e Iniesta pidieron clemencia, Nicolás Franco (hermano del dictador) pidió reconsiderar la sentencia, en el País Vasco se convocó una huelga general de tres días de duración  en la que participaron más de 200.000 trabajadores, las protestas y manifestaciones se extendieron por las poblaciones más importantes del estado español, siendo estas reprimidas con fuego real, los productos españoles fueron boicoteados en Francia, las embajadas españolas fueron asediadas y atacadas en gran parte del mundo libre, siendo incendiada la de Lisboa, las universidades nacionales y bastantes extranjeras repudiaron los juicios y las sentencias… Esa fue la respuesta nacional e internacional a aquellos remedos de juicios cuya principal intención era afianzar a una dictadura ya agónica. Instituciones y sociedad civil se movilizaron en 1975 para evitar y posteriormente condenar el fusilamiento de cinco personas.

Por desgracia, los fusilamientos no se pudieron evitar, pero tanto los pronunciamientos institucionales, como las movilizaciones ciudadanas, no fueron estériles. El desprestigio del franquismo fue tan intenso, que desde aquellos hechos luctuosos, se sabía que aquel régimen era un cadáver y que la dictadura tenía los días contados. El franquismo sin Franco, no sería posible.

En unos pocos meses se cumplirán dos años de la planificación y ejecución sistemática de exterminio del pueblo palestino. Y todos lo podemos ver en vivo y en directo. Y el guion lo conocemos todos, instituciones y ciudadanos. La idea, el guion es hacer de Gaza una Riviera Francesa y para ello sobran los palestinos, después le llegará el turno a  Cisjordania, hasta conseguir el Gran Israel.

A día de hoy, sabemos que 52.000 palestinos han sido asesinados y que de ellos, 15.600 son menores y también sabemos, que mañana serán unos 100 asesinados más, y al día siguiente otros tantos, y al siguiente… Como también sabemos que el gobierno israelita lleva dos meses impidiendo que la ayuda humanitaria llegue a la sociedad civil gazatí, y que  el 52% de la población de Israel respalda esta medida, y hemos oído a responsables políticos israelitas decir que para conseguir la seguridad de sus hijos hay que exterminar a todos los niños palestinos, y también a padres de familia palestinos clamar por una muerte rápida para toda su familia antes que la angustia y desesperación de una muerte lenta por inanición, hemos visto como soldados judíos disparan a diputados europeos, hemos contemplado asombrados como, desde casi su constitución como estado, han incumplido las resoluciones de la ONU sin consecuencias de ninguna clase, cuando ello a otros países le ha supuesto sanciones y aislamiento, con total impunidad. Han violentado la soberanía y leyes de numerosos países cuando sus servicios secretos lo han considerado oportuno y, para mí casi lo más grave,  desde su formación como estado en 1948 han impedido la formación del estado palestino que la ONU había declarado, junto al judío, el año anterior. Y desde entonces, día tras día, humillan, asesinan, encarcelan sin juicios ni garantías, ni acusaciones concretas a quienes ellos consideran. Y lo peor de lo peor es condenar a varias generaciones a no tener esperanza, a no tener futuro.

Y ante este enorme despropósito, humanitario, genocida, de vulneración del derecho internacional,  qué hacen las instituciones internacionales y los gobiernos nacionales, qué hacemos la sociedad civil.

Creo, que muchos de los que defendemos los organismos internacionales surgidos después de la Segunda Guerra Mundial estamos decepcionados, irritados por la incapacidad de la ONU para hacer cumplir a Israel las muchas resoluciones condenatorias que se le han impuesto durante muchos años, al igual que estamos desconcertados por la tibieza con la que la UE está mostrando su desacuerdo con la matanza sistemática del pueblo palestino y más aun con la postura del gobierno alemán. Si durante el nazismo, con el holocausto, se cometió y consintió uno de los hechos más atroces de la humanidad, cómo se puede dar respaldo hoy día al gobierno de Israel que está haciendo con los palestinos lo mismo que hicieron con ellos. Y más incomprensible y culpable en este caso, porque hoy no podemos dudar de las barbaries cometidas día a día. Las vemos, oímos el llanto y la desesperación de niños, padres y abuelos.

Pero estas decepciones o irritaciones no deben exculparnos. La sociedad civil tiene un papel insustituible en las democracias, desde las acciones propias, o como instar y empujar a nuestros gobiernos en la dirección apropiada o ejercer nuestra soberanía quitando o poniendo gobiernos. Se hizo en 1975 en España y parte del mundo y más universal, se hizo contra el apartheid practicado por la minoría blanca en Sudáfrica.

En nuestras manos está boicotear todos los actos protagonizados por ciudadanos israelitas, culturales, deportivos, académicos… siempre que estos no se hayan desmarcado previamente de las atrocidades que está cometiendo su fanático gobierno.

De forma pacífica, ante las embajadas del estado de Israel del mundo entero hay que mostrar la repulsa de la ciudadanía ante este exterminio programado. Los jóvenes, las universidades como templos del saber, la pluralidad y tolerancia tienen, pueden, de forma coordinada, mostrar su apoyo al pueblo palestino. Ocupemos las calles, instando a nuestros gobiernos a romper relaciones comerciales y de colaboración con el gobierno israelita. Hagamos todo lo que este en nuestra mano y la sociedades democráticas han hecho en ocasiones anteriores, para parar este genocidio. Hay que hacerlo ya. Mañana puede ser tarde.