Pregón de la Cofradía del Silencio

Pregón de la Cofradía del Silencio de Ntra. Sra. De los Dolores para la Semana Santa de Baza del 2024

Pregonera: Yolanda Navarro Urquiza 

Señor Consiliario, autoridades, Sra. presidenta de la Federación de Hermandades y Cofradías de Baza, Hermanos mayores y miembros de la Junta de Gobierno de las Hermandades de penitencia y Gloria de Baza, Hermana mayor de la Cofradía del Silencio de Nuestra Sra. de los Dolores, hermanos de la Cofradía y amigos, cofrades todos, Buenas noches.

En primer lugar, agradezco de todo corazón tus palabras Gloria, agradecimiento extensivo a todos los presentes, por vuestra asistencia, por arroparme con vuestra presencia en este momento, y como no, a ti Pablo por facilitarme y permitirme hacer uso de tus espectaculares fotos a nuestra titular, dos palabras son las primeras que me afloran, gratitud y alegría, como dicen pregonar es anunciar, es transmitir un mensaje, es proclamar en voz alta, y partiendo de esta conceptuación, espero cumplir con honor y humildad la tarea que me ha sido encomendada de pregonar este año 2024 a mi Cofradía del Silencio de Nuestra Señora de los Dolores de Baza, y como no a nuestra titular, a nuestra madre, Señora y Reina del Silencio

Dios te salve María, llena eres de gracia. El Señor es contigo.

Mabel, con tu venia, vamos a ello:

Estaban junto a la cruz de Jesús, su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofás, y María Magdalena. 26 Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. 27 Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Maria se cumplía nuevamente en tu silencio “Hágase en mí según tu palabra” y tu acogimiento de la obra de Dios te convertías al pie de la cruz en madre de la humanidad y madre nuestra.

28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. 29 Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. 30 Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.

Silencio y dolor, dolor y silencio, María tu hijo ha muerto.

Tu Hijo no murió solo, murió rodeado de todo el amor de una Madre.

Ea pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre, ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

Maria, Madre Dolorosa, no solo acompañaste en silencio y esgarrada por el dolor a tu Hijo en la cruz, tu silencio hecho oración, también has acompañado he intercedido por todos y cada uno de los hermanos de esta cofradía que en vida te veneraron y confiaron en tu misericordia y que en sus últimos halos de vida estuvieron amparados por ti, por tu amor, bajo el cobijo de tu manto disfrutando hoy de la luz eterna.

Ellos iniciaron y continuaron a través de los siglos este camino de devoción a Nuestra Señora de los Dolores de Baza y a su Silencio, hoy los presentes recogemos su testigo, tenemos que dar ejemplo que en nuestros dolores siempre confiamos en ti, en tu misericordia y ternura, Madre Nuestra de los Dolores de Baza.

Ayúdanos a ser ejemplo de Ti. Un ejemplo de la aceptación de la voluntad de Dios en nuestras alegrías o tristezas, prosperidad o adversidad, salud o enfermedad.

Virgen de Dolores que compartiste en silencio los sufrimientos de tu hijo desde su concepción hasta su muerte en la Cruz.

Tu corazón de Madre estaba profundamente herido ante la muerte cruenta de tu Hijo, aun así fuiste la primera y mejor seguidora del Señor, cogiste su cruz y la llevaste con amor.

Continuemos con el legado de amor y devoción a nuestra titular que nos ha sido transmitido por nuestros antecesores, ellos ya lo hicieron, ahora a los presentes nos corresponde aprender de tu silencio, un silencio colmado de Dios, de sus palabras, de sus maravillas, solo en silencio podemos comprender las palabras de Dios meditándolas en nuestro corazón como tu hiciste Maria, Virgen Dolorosa, tu caminas junto a nosotros y sostienes nuestra esperanza, tu silencio se convierte en escucha de la obra de Dios, con El, a través del silencio, cubriste el misterio que no entendías dejando que pudiese crecer y florecer en la esperanza.

Sirva de homenaje a la memoria de todos los hermanos fallecidos de esta cofradía este humilde pregón y

Ruega Nuestra Señora de los Dolores de Baza por todos ellos y su descanso eterno.

Así sea.

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Tengo que confesaros que soy fiel admiradora y seguidora de nuestra Virgen María, ya en mi niñez, fui siempremar “siempre presente como María”, en mi adolescencia fui cumbre, en estos años adquirí el mejor ejemplo de las bondades del rezo del Santo Rosario, en mi casa no se escuchaban los 40 principales, mi abuela Carmen, cuando los años no perdonan y la mente se llena de olvidos, solo encontraba la paz oyendo una y otra vez hasta que quedaba dormida, los misterios gozosos, los dolorosos y gloriosos, y así sucesivamente, como no ser devota tuya, con tal vivencia, a los que me conocéis sabes bien, que hoy en día y gracias a Dios, sigo contando y espero que sea por muchos años más con ese ejemplo de amor a ti, que me transmite y comparto con mi madre, otro de los pilares fundamentales de mi fe y amor hacia a ti.

Ya en la plenitud de mi vida, soy Silencio, ahí estabas tu Señora de los Dolores, fue una fría mañana de invierno compartiendo coche para Granada, cuando Teresa, nuestra hermana mayor por aquel entonces, recogiendo temprana y tristemente el testigo de su padre, Juan de Dios, me ofreció ser parte de esta Cofradía, como iba yo a dejar pasar una invitación así, si ya con anterioridad te había acompañado muchas noches de viernes santo con mi mantilla, desde entonces formo parte de esta Cofradía, somos una pequeña pero gran familia, somos los del Silencio, que admiración siento por todos y cada uno de vosotros, mis hermanos cofrades, y os puedo asegurar que no es palabrería, es un sentimiento cierto y real, que desde el silencio de vuestros corazones y como hormiguitas trabajáis incesantemente para que nuestra Señora de los Dolores luzca más hermosa aún si cabe, prácticamente a todos os conocía con anterioridad, algún maestro mío en otras lenguas, otras muchas amigas de risas y secretos compartidos, pero os puedo asegurar y confirmar que no hay mejor conocimiento de una persona que cuando compartes con ella el amor y respeto a ti, a nuestra madre, a nuestra Señora de los Dolores de Baza, vinculo inimaginable de bondad que reconforta el alma, mi más absoluto respeto por todos y cada uno de vosotros, por el trabajo realizado, por el que realizáis y el que estoy segura realizareis en un futuro desde el silencio, sin magnificaciones con austeridad, fruto todo ello de la devoción a Nuestra Señora y a sus siete dolores que representados en los siete puñales que posados sobre su pecho y manos atravesando su corazón nos muestran la parte más humana de nuestra madre, si bien, desde su silencio y pese al dolor su conversión en amor, ternura, consuelo, misericordia y esperanza.

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Ya están próximos los días grandes de pasión, de todas las cofradías y de sus hermanos cofrades, los nervios y las emociones por tenerlo todo a punto fluyen a flor de piel, en apenas unas horas, las Glorias y Ramoncita, y tu cuerpo de camareras, en las cuales me incluyo, procederán a engalanarte y prepararte, que emoción madre de volver a encontrarme contigo en la cercanía y gozo de este momento, toda tu transmites consuelo y serenidad, tu cara refleja un amor que es inigualable, si tu belleza ya es palpable cuando estas en tu camarín, ni que decir tiene el desbordamiento que se produce a escasos metros de ti.

Ya engalanada, comenzará tu triduo y llegamos al Viernes de Dolores, donde a la mañana, te saludaran los niños y niñas que como yo en su día, hoy son siempre mar y cumbres, y la emoción en sus caras es equiparable al amor que desprende la tuya, que emoción madre ver como en la puerta de tu sede canónica, te rezan, como te muestran su respeto y como te cantan soy costalero, preludio de un tarde de oración, de la lectura de los siete dolores y de tu traslado en andas a la Iglesia de la Mayor, rodeada de tus hermanos, donde ya sí, entronada en tu trono, marca la cuenta atrás para un año más procesionar contigo Señora si esa es tu voluntad en la noche del Viernes Santo, bajo la primera luna de primavera, que significa renacer, y eso es lo que tu presencia y tu dolor nos transmite, esperanza y que tras el más duro de los Dolores siempre hay consuelo y resurrección bajo el cobijo de tu amor de madre.

Yo no soy quien, madre mía, para proclamarte la reina de la noche del Viernes Santo bastetano, me basta con saber que no solo ese día sino durante los 364 días que le preceden, eres la madre en la que no solo tus hermanos cofrades sino otros muchos devotos, cientos de bastetanos y bastetanas anónimos, te rezan y depositan en ti sus suplicas reclamando tu ayuda, tu consuelo, muestra y culmen de todo ello son los fieles que nos acompañan en tu procesionar, siguiendo tu camino, compartiendo nuestro silencio y la emoción desbordante que se produce cuando a las doce de la noche del viernes santo bastetano se abren las puertas de la Iglesia de la mayor, empieza a sonar el tambor ronco, único que se atreve a romper el silencio en la noche que fue más negra, si bien preludio de una luz eterna, y sales, con tu majestuosidad a las calles bastetanas a repartir misericordia y esperanza desde el silencio más grande y amor de una madre a sus hijos, sobre el costal de tus fieles costaleros que pese al cansancio acumulado de los días previos y guiados por Joaquín, no renuncian a meterse debajo de tu trono y elevarte sus oraciones bajo el peso del mismo, convirtiéndose con su valor y tesón, en los pies de nuestra Señora de los Dolores en su encuentro por las calles bastetanas con los fieles que esperan verte un año más lucir en tu ternura en la luz que desprendes pese al dolor de haber perdido a tu hijo, ayúdales Señora un año más a estos valientes costaleros.

¡Viva Nuestra Señora de los Dolores de Baza y su cuadrilla de costaleros!

Nuestra estación de penitencia, dicho sea de paso, mal llamada así, y ello al ser para todos los hermanos de esta Cofradía, un momento interior de júbilo y de gracia, al encontrarnos íntima y recogidamente contigo, con nuestra madre, en el remanso de paz y silencio que se produce en tu procesionar aún en la amplitud de las calles que nos cobijan repletas de vida, de rezo y oración compartida que demandamos durante un largo año, quedándonos siempre con más ganas de ti, con deseos ciertos de parar el tiempo, de demorar tu regreso, y ello porque desde tu salida y en tu caminar se vive y se siente se palpa plenamente en el ambiente, la emoción, el respeto y la devoción que tu presencia produce, llenando el silencio y transformándolo en amor, cuantas plegarias madre y agradecimientos te son ofrecidos y debidos en nuestro caminar y procesionar, eres el refugio de todos nuestros pesares y nuestra fuente de fe, consuelo y esperanza.

Yo siempre he equiparado nuestra estación de penitencia con nuestra propia vida, son similares aunque no lo creáis, y como no, os voy a hacer partícipes de esta valoración personal, así echamos a andar, de vez en cuando a todos nosotros en algún momento de la vida y muy a nuestro pesar nos suena el son ronco del tambor, pero siempre antes o después, suena la campanilla de Juampe, símbolo de que ha llegado el momento de pararse en nuestra ajetreada vida, en nuestros malestares diarios, en nuestras penas, volverse y mirarte a la cara, para infundirnos de tu amor y ternura, para agradecerte y para seguir suplicándote ayuda y consuelo ante nuestros tropiezos y pesares, salud para nuestros seres queridos y miles de plegarias que solo tú conoces madre, y son fruto de la devoción que produces en el silencio y la confianza y fe que depositamos en nuestra madre de los Dolores de Baza, instándote siempre a través de nuestras oraciones a que seas nuestra luz, a llenarnos de tu misericordia y a que nos reconfortes y guíes en nuestro día a día.

Gracias, Madre por todo ello.

Tú eres presencia y refugio aún en tus siete dolores, solidaria con todos los dolores de la humanidad, a ti nos confiamos a tu ternura y amparo.

María, Virgen del Silencio, ayúdanos a silenciar nuestro corazón para escuchar la voz de Dios, danos fuerza y voluntad en la vida y en la muerte.

Mi pregón, aparte de ser una oración compartida con todos vosotros a nuestra titular, está plagado de confesiones y sentimientos íntimos y no puedo ni debo terminar el mismo, sin confesaros que soy una privilegiada, pues tengo que reconocer que desde pequeña me encanta la semana santa y ni que decir tiene las marchas procesionales, el olor a incienso a flores a primavera que te trasladan al renacer de la vida, a mí, madre mía, como bien Tú sabes, el año y la espera se me hace más corta, y mi privilegio no es otro que cada quince de agosto, en tu misma advocación de los Dolores, allá donde dicen estuvieron los primeros pobladores de Europa, procesiono tras de ti y comparto con todos los orcerinos la devoción y respeto que igualmente te veneran, y desde una ventanita del cielo nos acompañan Rosario y Josefa, que emoción madre, seguir tu camino y escuchar en el paseo de los Caños, Caridad del Guadalquivir, y que decir cantarte la salve en la calle tiendas de regreso a tu Iglesia, que privilegio rezarte así, y compartir este sentimiento y respeto hacia ti con la persona que comparto mi vida, gracias madre por todo ello, una vez más el silencio se convierte en amor.

María, madre Dolorosa, ayúdanos a vivir con plenitud los próximos días de cruz y silencio. Del mismo modo en que tú, Virgen Madre, permaneciste de pie bajo la cruz de tu hijo y supiste custodiar en la espera a los discípulos de tu hijo Jesús, ayúdanos hoy así también a nosotros a vivir a la espera de un tiempo bueno, aprendiendo a no desperdiciar esta experiencia de pasión, a vivir el silencio, a meditarlo a llenarnos de tu ejemplo de entrega.

Guárdanos y defiéndenos bajo tu manto, mientras esperamos el nuevo día, el día de la resurrección de tu hijo.

Como dijo el Papa Francisco en el Ángelus de este día de nuevo año,

El silencio de la Madre es un rasgo hermoso. No es una simple ausencia de palabras, sino un silencio lleno de asombro y de adoración por las maravillas que Dios realiza, meditándolas en su corazón, pone a Jesús en el centro y da testimonio de él como Salvador, María la madre del silencio; María la Madre de la adoración.

Hoy como dice el Santo Padre tenemos tanta necesidad de esto, ¡tanta! ¡Tanta necesidad de silencio para escucharnos!

Y dentro de ese silencio maravilloso y recogimiento tan necesario que tu madre mía nos brindas y que constituye la insignia de nuestra Cofradía y pilar de nuestra devoción, me postro ante ti, Nuestra Señora de los Dolores de Baza, madre nuestra, muestra de nuestra humanidad, dolores y pesares, a ti te los encomiendo, basta mirar tu cara, el brillo de tus ojos y las lágrimas que se derraman por tus mejillas convertidas en gotas de rocío de un nuevo amanecer, para llenarnos con tu ternura e infundirnos con tu amor de madre, toda tu eres silencio, un silencio lleno de luz, fe, misericordia y esperanza, te pido, ante los presentes, que continúes guiándonos en el caminar de nuestra vidas bajo tu protección, que ampares y auxilies a nuestros hermanos enfermos, y que cuando lleguemos al final de estos días, en silencio nos cobijes bajo tu manto y nos ayudes a alcanzar la luz eterna si esa es la voluntad.

Ruega por nosotros ahora y siempre nuestra Señora de los Dolores de Baza.

Amén