Reflexiones de IU Baza tras “el apagón”
Autor: Asamblea Local de Izquierda Unida en Baza
Parecía imposible. Antes de ocurrir todos pensábamos que algo así no podría suceder, las posibilidades de que tantos elementos coincidieran para provocar un apagón general eran del 0´0000001 %, Lo que se dice altísimamente improbable.
Pero ocurrió, las consecuencias sociales y económicas las hemos padecido todas, no sabíamos cuan dependientes eramos de la “luz”, durante casi 24 horas anduvimos a oscuras digital y analógicamente, sin dinero, sin comunicaciones, sin teléfono, televisión o radio, sin urgencias, ni el 112, ni tele asistencia. Sin respiradores ni aparatos clínicos domésticos imprescindibles para personas dependientes. Sin ascensores. Ni medios de transporte de largo recorrido, sin comercios y farmacias que, sin luz, no pueden vender ni cobrar… un desastre completo.
Es obligatorio decir que excepto los retrasos en los trenes, la situación se normalizó en menos de 24 horas. Hubo que lamentar distintos accidentes domésticos que provocaron tres personas muertas por inhalación de gases por mala combustión de generadores, una mujer que tras una caída no pudo usar el botón de ayuda a domicilio y otra que no pudo usar su respirador. Esta fue, sin duda, la mayor tragedia.
A raíz de este suceso eléctrico, los poderes económicos, con la derecha como punta de lanza, empiezan una doble estrategia; culpar al gobierno de todo (antes de saber la causa) y atribuir el problema a las renovables para, así, sacar una vieja reivindicación de los poderes economicistas. La energía nuclear que no produce más a “menor precio” (*luego hablaremos del precio) o lo que es lo mismo, es más rentable, da más dividendos a los accionistas a corto plazo, lo principal.
Olvidan decir que es justamente ahora cuando España está produciendo tal cantidad de energías renovables que en algunos momentos hemos superado el 100% de lo que consumimos.
Esto significa un avance indiscutible en la reducción de emisiones a la atmósfera y un aumento significativo en la autonomía energética puesto que disminuye nuestra dependencia de unos combustibles fósiles, generadores de gases de efecto invernadero, que no tenemos. Aumenta la riqueza de una sociedad que ve reducir significativamente sus recibos de la luz. Pero esto va en relación inversa al aumento del beneficio de las empresas energéticas. Es por esto que intentan cargar la culpa del apagón a las renovables, no interesan, democratizan la energía eléctrica, reparten el beneficio entre los usuarios.
¿Recuerdan el impuesto al sol que el PP del ministro Soria impuso para frenar el autoconsumo eléctrico? Ellos tienen claro que primero está el negocio y después el bien común. Como con la sanidad, la educación, la jornada laboral, los alquileres, los servicios públicos y cualquier necesidad social susceptible de especulación, de sacar tajada. Es normal, representan a los que especulan con lo de todos, a los que se lucran con esta especulación, los que nunca han producido un tornillo pero se llevan millones de € de las mascarillas que necesitamos para respirar. Pues claro que es una batalla ideológica, el liberalismo quiere beneficio privado por delante de todo y luego “ande yo caliente… reviente la gente.
Rápidamente ha salido el Sr. Feijoo a reivindicar el restablecimiento de la energía nuclear. Algo que se ha replanteado Alemania, acosada por el cierre de los gaseoductos provenientes de Rusia, pero ellos no tienen nuestra alternativa; el sol de que disponemos , una energía barata y limpia que, con el tiempo, podremos exportar y convertir en un recurso de primer orden, venderemos sol “fuera de los chiringuitos”.
¿De verdad queremos dar marcha atrás en la verdadera revolución que supone el cambio de unas energías contaminantes, peligrosas y caras por otras, las verdes; limpias, respetuosas y baratas?
Es cierto que la instalación de miles de huertos solares necesita de un acomodo mucho más estricto, una regulación, no podemos perder capacidad agrícola ni recursos naturales como si esto fuera la fiebre del oro. Deben arbitrarse las medidas de seguridad y desconexión como tienen el resto de las producciones de energías. Estamos en una primera fase donde se producen grandes desajustes que hay que controlar, es un cambio importante del sistema, pero nos encontramos ante una posibilidad histórica de mejorar las condiciones de vida de la población, de toda la población y la pervivencia de un planeta cuyo clima nos estamos cargando.
* Cuando hablamos del precio es necesario tener en cuenta el riesgo cierto que, sin ir más lejos, en una de las instalaciones nucleares más seguras del mundo se produjo hace unos años:
11 de marzo de 2011, Accidente nuclear de Fukushima, Japón
… Las decisiones iniciales sobre las medidas protectoras para salvaguardar a la población incluyeron la evacuación, la orden de permanecer en espacios interiores, la imposición de restricciones al consumo de alimentos y agua potable, la reubicación y el suministro de información. La administración de yodo estable para bloquear el tiroides…
… La evacuación de la población de las inmediaciones de la central nuclear se amplió progresivamente de un radio de 2 km alrededor de la central a 3 km, y al atardecer del 12 de marzo se había aumentado a 20 km. De las 88.000 personas evacuadas ya han vuelto 14.000 a zonas recuperadas
La contaminación del agua del mar debe ser medida periódicamente pues se siguen vertiendo aguas almacenadas de la limpieza de las instalaciones y la población está en permanente alerta ante la aparición de enfermedades degenerativas… De Chernobil, el mayor desastre nuclear de la historia, mejor no hablar, ni de los residuos contaminados que no sabemos dónde esconder porque su toxica vida dura mil veces más que nosotros y se los enterramos como legado a nuestros sucesores.
Las posibilidades de que esto ocurriera en Japón, sociedad tecnológicamente avanzada donde las haya, eran mínimas, pero ocurrió. No podemos ser tan irresponsables como para ignorar esto.
Cuando tenemos a la mano una solución óptima para el bien común no nos debemos dejar convencer por el negocio de unos pocos, capaces de poner en peligro la salud de nuestros descendientes y la salubridad de la tierra en que vivimos solo por obtener sus pingües beneficios.