41/18. A vueltas con el tren de Guadix-Baza-Lorca: ¡otra vez!

Autor: Juan Antonio Díaz Sánchez

Sr. Director de este medio de comunicación: “Hace muy poco tiempo he podido leer un artículo de opinión publicado recientemente en un determinado medio de comunicación, cuyo autor cuestiona nuestra más que justa reivindicación sobre la reapertura de la línea Guadix-Baza-Lorca. Opiniones las suyas puestas de manifiesto reduciendo a la nostalgia o al romanticismo nuestra reivindicación, haciendo referencia al antiguo tren que discurría por la cuenca del Almanzora proveniente de Granada-Guadix-Baza como algo idílico que roza el desvarío y la locura.” Así comenzaba una carta que publiqué en el diario IDEAL de Granada hace un año y un par de meses.

Sin embargo, lo más curioso de todo –por eso he comenzado con las mismas palabras que escribí hace un año−, es que a pesar de haber expuesto razonadamente sus yerros cometidos a través de tantas  “pontificaciones” realizadas –pareciera creerse este autor ser el oráculo de Delfos−, el susodicho ha vuelto a manifestar públicamente sus “verdades periodísticas”.

En esta ocasión dice este autor, en el artículo en cuestión, que la reivindicación de la línea Guadix-Baza-Almanzora-Lorca, entre otras que afectan a la provincia de Almería y que también comenta –que comente todas las que quiera y estime oportunas para eso vivimos en un país libre−, le parece inviable económicamente hablando y que los parlamentarios andaluces la utilizan para avivar el fuego de la chimenea parlamentaria andaluza instalada en las salas del antiguo Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla.

Este señor, dentro de su misiva, nos advierte que somos miembros de la “cofradía de la utopía”, que, además, “abonamos el terreno con emociones poéticas” y sufrimos delirios que son productos de no sé qué profecía. Pero va más allá. Dice que el tren que pasaba por la cuenca del Almanzora queda reducido a una “memoria sentimental colectiva” y, por consiguiente, de sus palabras se puede entender perfectamente e inferir que para nada sería beneficiosa su reapertura. Ideas éstas con las cuales discrepamos totalmente. La argumentación utilizada por este señor para “hacer creíble” su opinión es de lo más “convincente”, sobre todo, cuando un periodista se dedica a “pontificar” sobre cuestiones económicas, demográficas y sociopolíticas de una determinada provincia o sobre la actividad parlamentaria de nuestros representantes públicos en el Parlamento de Andalucía, que han sido elegidos libre y democráticamente por el pueblo andaluz.

Por supuesto, obvia por completo el estudio socio-económico realizado por el lobby empresarial FERRMED, el estudio de viabilidad realizado por el ingeniero Francisco Cañabate, que fue defendido en la Universidad de Granada en el año 2012, y, las conclusiones y resultados a los que llegó el estudio de viabilidad, realizado por el Ministerio de Fomento del Gobierno de España, y del cual pudimos comprobar –gracias a que la plataforma CXT lo hizo público el verano del año pasado− que, en gran medida, coincide positivamente con los dos estudios citados anteriormente. O, también evita comentar, la partida presupuestaria que los PGE 2018, que aunque es muy insuficiente a lo que a nuestro juicio y a juicio de los criterios técnicos debería de ser, contempla para realizar el estudio informativo necesario para ejecutar y construir dicha obra. Si tan utópico, inviable, irrealizable, inalcanzable…, fuera este proyecto, como quiere hacernos ver este autor, según su opinión; no pienso yo que ningún gobierno, sea del signo político que sea, se hubiera gastado ni un solo céntimo de euro en realizar estudios técnicos para luego dejarlos guardados en un cajón.

La Historia nos da la fundamentación, la Memoria nos evoca nuestro recuerdo, la Razón nos asiste, la Poesía nos ayuda a construir el futuro y la Justicia nos ampara. Lo que queremos es que nos devuelvan lo que es nuestro, lo que nunca debieron de expoliarnos, el tren que tanta falta nos hace para el progreso económico y social de Andalucía Oriental, ese tren que tomaban nuestros padres y abuelos, y que no les gustaría morirse sin verlo transitar de nuevo.