673. Como hojas muertas

Por Lola Fernández.

Hace un frío que pela y los meteorólogos nos hablan de una ciclogénesis mediterránea. Ya estamos todos, me digo mientras pienso en que pronto habremos olvidado las olas de calor del verano, pues somos olvidadizos hasta con las cosas realmente importantes. Hace años me desagradaba bastante que el tiempo y el clima fueran noticia, pero hay tantos cambios que ahora mismo podríamos decir que estamos ya a la altura de los anglosajones en el tema, de ellos que distinguen sabiamente weather de time para no tener que aclarar cuándo se está mirando al cielo y cuándo filosofando. De modo que la meteorología es actualmente mucho más que relleno de noticiarios, adquiriendo bastantes veces la condición de protagonista principal, y quien más quien menos lleva en el móvil alguna aplicación que nos dice, generalmente con bastante acierto, la temperatura por horas y toda clase de datos y previsiones, incluidas las perspectivas de alergias y hasta las fases de la luna. Aunque este frío se lleve el recuerdo de los sofocantes calores, insisto en que mucho peor es olvidar las cosas que tendrían que estar grabadas con fuego para permanecer imborrables, dicho esto a cuenta de la encuesta monográfica realizada con motivo del 50 aniversario de la muerte de Franco, quien nos dejó un feo espacio de casi 40 años de dictadura. Los datos son tan interesantes, que ahí están para consultarlos detenidamente, lo que seguro que a muchos les descorazonará, y no es para menos. Que a estas alturas no se tenga bien claro que la Guerra Civil ocurrió por un golpe de Estado de Franco contra un gobierno legítimo, o haya quien perciba bondades en un régimen dictatorial y lo prefiera a uno democrático, es para llorar y atisbar lo mucho que quedó sin hacer en la llamada Transición, y que es urgente acometer para progresar y que el futuro no sea pura involución y retroceso.

Foto: Lola Fernández

Pero lo que más me ha llegado al alma es conocer que hay un 40% de españoles que no sabe que fue el bando franquista el que asesinó a Federico García Lorca. Creo que muchos políticos de derechas están incluidos en ese escandaloso porcentaje, viendo cómo tienen la indecente desvergüenza de apropiarse de la figura del poeta granadino olvidando que fue la derecha la autora de su muerte. Está claro que la ley de Memoria Histórica (2007), reemplazada por la actual de Memoria Democrática (2022), es absolutamente necesaria para conocer la verdad de lo ocurrido en España, pues lo que tenemos es más una desmemoria histórica, y así nos va. Que medio siglo después de que Franco muriera, torturado estérilmente por su propia familia alargando una agonía por cuestión de fechas, aún haya miles de fosas no exhumadas por toda la geografía del país, con los restos de cientos de miles de víctimas de la contienda fratricida y la posterior dictadura franquista, los de Lorca incluidos, es tan indignante como indignos los que boicotean su recuperación e identificación, para que las familias puedan al fin darles sepultura. Hay un poema de Jacques Prévert, convertido en una tan bella como triste canción, que dice: Las hojas muertas se amontonan por las calles como las penas y los recuerdos… Y el viento del norte las barre en la noche fría del olvido. No está bien, aparte de empequeñecernos como seres humanos, que los restos de tantas personas sigan olvidados en cementerios y cunetas, en simas, pozos y minas, clamando para no ser olvidadas como hojas muertas.